“La vida es única y no son muchos los que han tenido la oportunidad que tuve (…) tantas cosas que me han sucedido y hoy estoy aquí. Soy uno de esos pocos afortunados y aprecio todos los días que me despierto, son una bendición y es gracias a Dios”, fueron las palabras que Joe Ponce compartió respecto a las dificultades que ha enfrentado y superado como, por ejemplo, haber fallecido en tres ocasiones en menos de seis meses y que gracias al esfuerzo de médicos fue resucitado milagrosamente.
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Sufriendo diabetes, hipertensión arterial y embolia pulmonar, el originario de Nueva York, pero radicado en San Luis Río Colorado desde hace varios años, detalló que ha sido una prueba muy difícil sobrevivir a la pandemia del Covid-19, pues a pesar de los esfuerzos que ha hecho por mantenerse en total aislamiento desde el 16 marzo (inicio de los contagios en esta ciudad fronteriza), teme tanto por él como por su hija y nieto, Cleace y Joey, a quienes se ha dedicado a cuidar con amor y siempre agradecido por la oportunidad de volver a vivir después de dos infartos y un coma que duró 30 días.
En ese sentido, confesó que usar cubrebocas, lavar sus manos, aplicar gel antibacterial, desinfectar todo su entorno y el confinamiento en su hogar ha sido parte de su día a día, sobre todo el hecho de no admitir visitas en su casa o mantenerse alejado de las personas, resguardándose en su habitación y salir solamente por alimento o medicamentos que consigue en Arizona, Estados Unidos, siendo esto uno de los principales motivos por los cuales vive hoy en este municipio.
“Tengo prácticamente todo para ser considerado población en riesgo, aunque no soy adulto mayor, aún tengo 54 años, pero me tengo que cuidar por todo lo que he pasado antes”, dijo el entrevistado, hijo de padre y madre puertorriqueños.
“Yo he vivido en muchas partes. Estuve en Mallorca, España; luego en países del norte de África, algunos días en Sicilia, Italia; otros en Portugal. En fin, en muchos sitios para luego ser gerente de calidad en empresas de fabricación de trenes y autobuses en San Francisco; posteriormente, emprendí un negocio de renta de Jet Ski (motos acuáticas) y de bienes raíces en Puerto Peñasco, que fue donde conocí a la madre de mi hija, con quien me casé y luego me separé, lo cual enfrenté junto a la enfermedad”, compartió.
“FUI MARINE, ME RETIRÉ Y LUEGO MORÍ”
También, parte de la experiencia de Joe es haberse enlistado desde sus 18 años al Cuerpo de los Marines de los Estados Unidos, en Nueva Jersey, donde prestó sus servicios al país durante muchos años y lo que le permitió estar presente en eventos históricos como el bombardeo de dicho país a Libia contra el gobierno de Muamar el Gadafi y la invasión estadounidense en Panamá, llamada también “Operación Causa Justa”, en diciembre de 1989.
“Yo fumaba, era obeso y empecé a sufrir de la presión. A finales de febrero de 2015 me dio un infarto y fui atendido en Phoenix, Arizona. Me instalaron un marcapasos y tuve que cambiar mi residencia a San Luis Río Colorado porque me quedaba más cerca el cruce a Yuma, por mi tratamiento”, explicó y agregó que tan solo una semana después de ser intervenido sufrió una embolia pulmonar en Ciudad Obregón, Sonora, en donde tuvo que ser inducido a un coma.
“Mientras estuve en el Hospital General de Cajeme, trataron de desconectarme un par de veces, y en ambas morí. Tuvieron que resucitarme y entubarme para luego hacer un tercer intento, al cual reaccioné, pero salí con lesiones por el respirador artificial, pues me había rasgado el esófago y se llenaron de líquido mis pulmones y mis riñones empezaron a descomponerse. Pasé por cirugía de regreso en Arizona y fue ahí donde perdí mucha sangre. Me declararon muerto por tercera vez”, recordó el entrevistado, tras decir que a su familia le declararon que “no iba a salir de esa”.
Asimismo, destacó que fue un 19 de agosto cuando lo dieron de alta por última vez, aunque quedó con secuelas como dificultad para respirar, ya que cortaron parte de su esófago.
PIDE CONCIENCIA EN GENTE
Actualmente, Joe intenta seguir con su vida, retirado de actividades y reuniones familiares, pidiendo ante todo que la gente “razone y deje de salir a la calle”.
“Aquellos que andan como 'superman' o que no creen, valórenlo. Yo me estaba ahogando en tierra. Mi única concentración era hacer mi próxima respiración. Diariamente, tenía que estar conectado a dos tanques con mezcla de oxígeno y helio. Tan solo eso, junto a citas y medicinas, me salía en más de 25 mil dólares en un principio. En total, entre abril y agosto gasté más de 200 mil dólares. No ha sido fácil”.
Por último, mencionó que ama a su familia y trata de pasar el mejor tiempo posible con ella, porque, dice, “uno nunca sabe lo que tarde la vida por cosas que uno no puede controlar”, además de que “es triste perderla tontamente por cosas que sí se pueden evitar”.
“Estamos a casi nada de terminar la pandemia, no es tiempo para descuidarse. Después de pasar tanto tiempo así encerrados y sobrevivir es motivo para no rendirse ahora. Tengan paciencia, escuchen a los médicos y a la ciencia. La vacuna viene para eliminar esta situación. Sería muy triste ganar tantas batallas para perder la guerra”, finalizó.