Un niño que es víctima de abuso sexual requiere tanto de atención médica como psicológica, siendo esta última muy importante para que pueda recuperar su estabilidad y tener una vida funcional.
Laura Álvarez Ríos, presidenta de la Asociación de Profesionistas de la Psicología de San Luis, comentó que el impacto de un acto sexual forzado es perturbador, más aún en un menor, por lo cual los papás deben procurar el tratamiento mental.
“Un niño abusado, además de hacer algo que no le agrada, sufre dolor, lo recomendable es trabajar con su estado emocional, de lo contrario puede llevarlo a una depresión, con ello a la autoagresión o ideaciones suicidas”, comentó.
La psicóloga explicó que el tratamiento requerido es de largo plazo, no existe un tiempo establecido, depende del tipo de daño y la disposición del menor para enfrentarlo y sobrellevarlo.
“El abuso será un hecho que nunca va olvidar, se tiene que trabajar para ayudarlo a vivir mejor, a tener una vida funcional y estable”, opinó.
“En mi caso creo pertinente ofrecer una terapia cognitiva conductual, de juegos y familiar, porque en los abusos sexuales no solo sufre el menor, también las personas que viven a su alrededor, mamá, papá, hermanos”, finalizó.
SUBEN VIOLACIONES
De acuerdo al Semáforo Delictivo Sonora, las violaciones en San Luis se duplicaron de un año a otro, en 2017 hubo 8 y en 2018 22 sucesos, los meses en que más se presentó el delito fue en marzo y abril con 4 eventos cada uno.
También mayo y noviembre de 2018 registraron niveles altos de violaciones con 3 sucesos cada uno.
Este delito, monitoreado por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, está registrado en color “rojo”, lo que significa que está en aumento y demanda atención de las autoridades.
Álvarez Ríos consideró que un niño abusado puede volver a ser normal, pero es indispensable que no se descuide su salud mental hasta que el profesional lo dé de alta.