Una de las principales satisfacciones obtenidas por José Manuel Canela López al pertenecer por 15 años a la Cruz Roja Mexicana, es poder servir a su comunidad, salvar vidas y ser testigo de la llegada a este mundo de bebés al auxiliar, como socorrista, en labores de parto.

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Manuel Canela, de 32 años de edad, platicó que ingresó a la Cruz Roja cuando tenía 17 motivado por un amigo que lo invitó a asistir a un curso de primeros auxilios y desde entonces, colabora con la institución.

“Desde niño me llamaba la atención todo lo relacionado a la Cruz Roja, veía a los socorristas y soñaba con ser como ellos. Un día tuve la oportunidad de integrarme y aquí me quedé”, destacó.

Durante este tiempo ha participado en diversos cursos de capacitación y ha desempeñado diversos trabajos entre los que nombró: radio-operador, jefe de servicio y actualmente es operador de ambulancias.

Resaltó que la labor de un socorrista es de mucha responsabilidad. “En cada servicio que prestamos se viven momentos de tensión porque hay vidas que dependen de nosotros. Incluso, nosotros mismos corremos riesgo porque sales bien, pero no sabes si vas a regresar”.

Para Canela López es motivo de satisfacción que su hija Fabiola Guadalupe se haya interesado por desempeñar la profesión de socorrista, pues ella guiada con el ejemplo de su padre, pertenece, desde hace algunos años, al cuerpo de socorristas de la Cruz Roja Mexicana.

Opinó que uno de los aspectos difíciles de esta profesión es atender a gente que sufre accidentes automovilísticos, suicidios y otras tragedias, pues ha presenciado imágenes de cuerpos calcinados, escenas que se quedan por días en su mente. Sin embargo, gracias al apoyo psicológico que le brindan en la Cruz Roja, logra aminorar el impacto negativo que estas ocasionan.

Por último, externó que tiene contemplado continuar participando como voluntario en esta institución, labor que combina con su trabajo como operador del centro de emergencia “C5”.