En 1956, Severiano García Barba llegó a esta ciudad para trabajar como docente en la escuela primaria Abelardo L. Rodríguez que en esa época funcionaba en un edificio de adobe ubicado donde hasta hoy permanece el plantel educativo, en la avenida Hidalgo entre las calles Tercera y Cuarta.
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Platicó que nació un 12 de junio de 1938 en Sahuaripa, Sonora, donde residió al lado de su familia hasta los 17 años, ya que a esa edad recibió el ofrecimiento de trabajar como profesor en una escuela de Ciudad Obregón en la cual impartió clases por un año porque posteriormente solicitó cambio de plaza a San Luis Río Colorado.
Al arribar a este municipio trabajó en la primaria Abelardo L. Rodríguez situada en el primer cuadro de la mancha urbana que a mediados de los años 50 llegaba a la altura de la calle Sexta y avenida Libertad, pues hacia el sur era puro desierto, recordó.
“Cuando llegué a San Luis, en 1956, la única vialidad pavimentada era la avenida Obregón hasta la calle Sexta. Todo lo demás era pura arena. De la avenida Sonora hacia el sur no había muchas casas. En ese tiempo, la ciudad tenía unos 30 mil habitantes”, externó.
La escuela “Abelardo L. Rodríguez” tenía 20 aulas construidas con adobe y piso de madera y donde ahora está ubicado el Palacio Municipal estaba un galerón de madera con techo de lámina en el que operaba el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Luis y la Cruz Roja Mexicana.
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En aquellos años, estaba en su máximo esplendor la zona de tolerancia localizada en la avenida Carranza y calle Sexta, conformada por bares, restaurantes y prostíbulos que eran muy visitados por gente de la localidad y también por residentes de Estados Unidos que venían a pasar horas de distracción, sobre todo, los fines de semana.
En la década de los 50, la mayoría de la población sanluisina se concentraba en el centro, conocido como primer cuadro, por lo que casi toda la gente se conocía. Sin embargo, con el paso de los años la mancha urbana ha ido creciendo al grado que en la actualidad se ha extendido hasta unirse con el valle.
