Los perredistas que estuvieron cerca del tres veces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, cuando éste jugó en coalición con el PRD, hacen un balance para El Sol de México sobre los típicos errores del tabasqueño que lo llevan a perder la elección aun cuando inicie la campaña con una amplia ventaja.
Además, nos revelan cuándo inició el pleito de López Obrador con los empresarios más poderosos de México.
En el 2006, miembros del Consejo Mexicano de Negocios buscaron a Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES), para ofrecerle su ayuda, sin embargo, el puntero rechazó cualquier tipo de diálogo, lo que decantaría en la ruptura con el gremio y la derrota anticipada en el 2012, reconocieron Jesús Ortega y Jesús Zambrano, exasesores de campaña del político tabasqueño en sus dos primeras contiendas por los Pinos.
“Andrés Manuel hace perder a López Obrador”, coincidieron los asesores perredistas, al mencionar los principales errores del exjefe de gobierno de la Ciudad de México en las elecciones del 2006, los cuales no pudieron contrarrestar en el 2012 con la República Amorosa, estrategia impulsada por Ricardo Monreal, actual coordinador de campaña de López Obrador en el norte del país.
Decisiones equivocadas
Los líderes de Nueva Izquierda, una de las tribus con mayor fuerza en el PRD, comentaron en entrevista con El Sol de México, que el temperamento y el exceso de confianza llevaron al tres veces aspirante a la presidencia de la República, a tomar decisiones equivocadas: la ausencia en el primer debate del 2006, el plantón del Zócalo y el hermetismo con sus coordinadores de campaña.
“Hasta hoy, ha venido siendo como sucede con las cosas de la vida, nunca se presentan puras y siguen con una suerte de dualidad dialéctica, ha sido hasta hoy su fortaleza con muchísima gente, lo vemos en las preferencias electorales que hoy tiene, pero es también su talón de Aquiles”, opinó en un recuento Zambrano Grijalva.
Pese a la insistencia de Jesús Ortega Martínez y del resto del equipo asesor, el puntero argumentó que era preferible no presentarse para evitar ataques electorales; al día siguiente, además de recibir duras críticas en los medios de comunicación, bajo en las preferencias electorales dándole ventaja al entonces candidato del PAN Felipe Calderón Hinojosa, presidente electo en el 2006.
“Se le insistía y se le decía que no podía un candidato dejar de participar en un debate, menos un candidato del PRD, que nosotros suponíamos era el que debía de llevar las iniciativas para resolver los problemas del país, pero él argumentaba que no se prestaba ser blanco de esos ataques.
La ausencia de López Obrador fue catastrófica”, rememoró su entonces coordinador de campaña, Jesús Ortega Martínez.
Varios fracasos
Después del fracaso político, Andrés Manuel López Obrador no admitió su error, pero asistió porque la presión mediática, no le dejó otra opción.
“Vino un segundo debate, él estaba igualmente convencido de no asistir, pero como era tan grande la luz de críticas por la silla vacía, la inasistencia, no le quedó más remedio que estar presente. Los resultados no fueron mejores, también fueron malos”, recordó.
Casi al final de las campañas del 2006, Ortega Martínez intentó convencer al candidato de concertar reuniones con algunos de los empresarios pertenecientes al CMN y miembros de agrupaciones sindicales para conciliar las partes y demostrar que gobernaría para todos.
En varias ocasiones los empresarios habían intentado contactarse con López Obrador por distintas vías, pero siempre recibían la misma respuesta: “no”, hasta que, casi al final de la recta, aceptó a petición de su coordinador de campaña.
“El hecho es que fue totalmente decepcionante, pero también muy embarazoso porque tuvimos la oportunidad para dialogar, para charlar, para intercambiar puntos de vista, pero él era un hombre frío, cortante, cerrado y entonces, una cena que duró una hora y media, dos horas, se convirtió en una situación muy embarazosa.
Nos retiramos y ellos se quedaron”, relató.
Desconfianza empresarial
Desde entonces, la relación con los empresarios se rompió y, según comentó Jesús Zambrano, intentaron restablecerla con la República Amorosa en el 2012, donde se promovía una apertura al diálogo, al amor y la paz; sin embargo, aún quedaban secuelas del plantón del 2006 en el Zócalo, la guerra sucia bajo el spot “López Obrador es un peligro para México”.
“López Obrador perdió la presidencia de la República del 2012, desde el 2006 con toda la protesta que armó en todo el Zócalo de la República. En lugar de haber aprovechado toda la fuerza que logramos a menos de un punto de Calderón, según los números electorales, además de una mayoría en el Congreso que no habíamos tenido como izquierda”, dijo Zambrano. Aunado a eso, apuntaron que la constante desconfianza de López Obrador dentro de su equipo y la falta de consulta a un experto en marketing o comunicación política, contribuyó a una estrategia incompleta y desatendió la defensa del voto en el norte y el Bajío, principalmente en el 2006, donde aseguró Jesús Ortega, “sí hubo fraude”.