En 1989, de la mano de José Castillo Castro (finado) y su esposa Catalina Lara Aguirre “arrancó” una pequeña carreta de tacos que hoy es algo muy conocido entre los sanluisinos: “El Chupetón”.
Lara Aguirre compartió para TRIBUNA DE SAN LUIS cómo fueron los primeros años de duro trabajo, pues su marido José trabajaba de intendente en el CBTIS 33, se quitaba la estafeta de jardinero para ponerse la cachucha de taquero, iniciaron su negocio en avenida Nayarit y calle 12 y hace un año cambiaron de ubicación.
“En la mañana yo me encargaba de tener todo listo para cuando él salía del trabajo irnos a poner el puesto, primero fue una carretita que todavía tengo guardada, llevábamos una cabeza para vender, alrededor de cinco meses estuvimos así hasta que vimos que terminamos muy temprano y comenzamos a llevar dos”.
Luego, al cabo de unos años de esfuerzo y dedicación, los señores Castillo Lara empezaron a comprar cajas de carne, incluyeron ahora costilla, lengua, cachete y otros alimentos del gusto de los comensales, actualmente la carreta en la que operan tiene más de dos décadas de historia por contar.
“Era muy cansado, yo me encargaba de todo lo de la cocina, mi esposo compraba la carne, pero en ese tiempo estaba joven, aguantaba”, comentó la originaria de Michoacán, pero de corazón sanluisino, pues desde los 4 años llegó a esta frontera con sus padres.
LA CLAVE DEL ÉXITO
Lara Aguirre externó que cuando su esposo vivía, en los mejores tiempos de la taquería, llegaron a comprar 50 paquetes de tortillas con 60 piezas cada una.
“Mi esposo era muy amable, siempre estaba atento al cliente, los iba a buscarlos hasta su mesa para ver que estuvieran a gusto, yo creo que eso ayudó mucho a que la gente volviera, además nuestra comida está hecha sin condimentos, la carne se cuece con sal, cebolla y ajos”.
Dijo que al fallecer Castillo Castro, hace aproximadamente doce años, la taquería quedó a su cargo, en ese tiempo laboró duro para sacarla adelante con apoyo de sus hijos, pero la administración y cocina estaban a su cargo.
Hace algunos años decidió dejarle el encargo a su hijo Ramón, quien comparte con su ella los frutos del negocio, una herencia que forjó su padre y ahora es orgullo de la familia.
Asimismo, indicó que el nombre “Chupetón” lo eligió su esposo y pese a que no le gustaba, a los comensales sí, incluso entre sus amigos hicieron un proyecto para diseñar el logotipo del negocio, una amiga fue la ganadora, el premio: Tacos gratis.
El establecimiento da trabajo a tres personas, en fin de semana, cuando hay más demanda y algunos jóvenes estudiantes hacen las veces de meseros.
En esta carreta se venden variedad de tacos: Cabeza es el más buscado, pero también hay de ojo, sesos, labio, cachete y lengua, esta última carne tuvo que dejar de venderse por algún tiempo debido al alto costo, pero los clientes la reclamaban y la implementaron, pese a su elevado valor del taco.
Aunque “El Chupetón” está listo para atender a sus clientes a las 17:00 horas, todos los días, desde las 11:00 horas trabajan para estar listos, la armonía familiar y seguir la receta que dejó José mantienen aclientado el negocio, lo cual esperan siga en la próxima generación.
ATENCIÓN
Los clientes prefieren el taco de cabeza, es el más popular, el lugar abre todos los días para dar buen servicio a sus clientes
Numeralia
30 años tiene la taquería en el gusto de los sanluisinos