Para don José Lorenzo Lugo Soto, luego de sufrir un accidente que le imposibilitó laborar de jornalero, dio un vuelco su vida hace diez años, y decidió convertirse en comerciante.
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A sus 62 años de edad, vende sus productos a las afueras del edificio que antes era del Organismo Operador de agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (Oomapas).
Curiosamente, cuando se inauguró el nuevo edificio a media cuadra de ahí, se mudó al mismo, pero la gente no lo ubicó ahí, y terminó regresándose a su antiguo lugar, donde permanece hasta la fecha.
“Tengo aquí como diez años, me fui al nuevo edificio de Oomapas y como no funcionó me regresé a mi lugar habitual (callejón Guadalupe Victoria y calle Sexta) y la gente regresó a ser cliente”.
La mercancía que expende se compone de bosas de diversas verduras, tales como nopales, quelites, frutas como naranjas, pero también tiene espárrago y hasta miel de abeja; en temporada de verano vende también higos y otros productos.
Dijo que la gente le ha comentado que qué bueno que no se movió de ese espacio, ya que lo ubican más en ese sitio, y es así como le consumen todo lo que vende.
Comentó que todos aprovechan su visita a la oficina de Servicios Médicos (antes era el pago del recibo del agua), y aprovechan para llevarse mercancía.
Los nopales son el producto que la gente más compra y solamente por 15 pesos se pueden llevar su bolsa.
Aunque también el resto de la verdura, porque es complicado encontrarla en tiendas de conveniencia y supermercados.
En cuanto a su familia, ellos se encuentran contentos de que realice esta labor, don José tiene cinco hijos, todos casados y le ayudan cuando es necesario, por lo que no tiene pendiente en ese sentido.
El accidente
Recordó el accidente que tuvo cuando sufrió quemaduras serias en sus manos, y por esa razón ya no pudo trabajar de jornalero, por lo que buscó otras alternativas para continuar llevando el sustento a su hogar.
“Lo que pasa es que no tuve de otra, mas que dedicarme a esto, estoy malo de mis manos, me las quemé y tuve que vender cualquier cosa”.
Los empleos que tuvo anteriormente fueron jornalero, chofer, entre otros, pero ya no pudo desempeñar esas labores, por el estado de sus manos.
Su durabilidad
En relación al tiempo que piensa seguir, dijo que es algo que estaba pensando recientemente, ya que su trabajo le gusta, pero lo malo de él es que no cotiza en el Seguro Social y no tiene acceso a una pensión.
“Va a llegar el día en que ya no voy a poder hacer nada, no hay como agarrar un Seguro Social para esos casos”.