/ viernes 7 de octubre de 2022

Oruke, hermosa doncella

Robert Williams Hale Hardy jefaturando el barco “La Bruja”, apareció atorado sobre un banco de arena del río Nuevo, brazo del río Colorado que llenaba laguna “Macuata” (Salada) y el mar del Salto (Chapala), durante 1826.

Hardy vino buscando Madre Perlas enviado por Inglaterra y queriendo ganar recompensa si encontraba el “Estrecho de Anián”, mítico pasadizo secreto por donde su paisano pirata, Francis Drake después de asaltar “El Galeón de Manila”,supuestamente cruzaba del océano Pacífico al Atlántico, huyendo a su patria. Mientras desatoró su nave, Hardy admiró valiosa franqueza Cucapah de la población joven; distinguió la belleza y fina simpatía femenina de jovencitas, quienes pidiendo permiso abordaron su barco, resaltando honorable comportamiento varonil, manifiesto en los muchachos que desnudos acompañaban a las mujeres. A este galante marino embelesó una muchacha adornada con belleza natural incomparable; distinguida por tiernos movimientos finos de sus acariciantes manos; con timbre de una voz refinada, mirar subyugante, cándido y altivo, arrogante e imponente, alcurnia digna por aristócratas reaales de Gran Bretaña.

Aquella joven cautivándole extasió a Hardy con belleza de distinguida princesa. Ella esbelta, semidesnuda, con modesta vestimenta indígena figuraba faldellín con hilos en corteza de álamo; su cuello y cintura adornados lucían conchas artísticamente engarzadas; su pelo húmedo suelto caía gracioso sobre los perfilados hombros, dejaba sus pechos descubiertos sobre el busto, con andar cadencioso y porte elegante; brillante pelo negro; sobresaliendo del rostro hermosos ojos almendrados, apoyados en nariz protuberante pero refinada, descansaba sobre labios carnosos, provenientes del cáliz en exquisita barbilla, matizándole hermosas mejillas color oro, haciendo juego con boceto de cara alargada, coronada por discreto mentón inteligente. Hardy puso a los hombres oferta de compra empezando dos telas finas y coloridos abalorios. Los varones diciendo no, jamás atendieron repetidas declaraciones insistentes de negocio.

Hardy incrementó su oferta mejorándola cada vez más, fanfarronamente clamó era tope final: tres armas de fuego, ante ello -los jóvenes acompañantes, aunque desde el primer momento rechazaron la oferta- continuaron caminando inmutables gozando del libre “tours” en visita y dentro de las pausas de conversación dijeron: !No¡ al acoso impertinente y con desdén, hasta cuando quisieron, sin solicitar permiso ni despedirse abandonaron el barco, lanzándose al río. Toda la turba de la tripulación reprochó a Hardy “ no haberla secuestrado”; pues éstos eran marineros estrafalarios recogidos de la cola del mundo. El a sus 31 años, sí era un ilustrado, egresado de la Real Navy en 1806.

Robert Williams Hale Hardy jefaturando el barco “La Bruja”, apareció atorado sobre un banco de arena del río Nuevo, brazo del río Colorado que llenaba laguna “Macuata” (Salada) y el mar del Salto (Chapala), durante 1826.

Hardy vino buscando Madre Perlas enviado por Inglaterra y queriendo ganar recompensa si encontraba el “Estrecho de Anián”, mítico pasadizo secreto por donde su paisano pirata, Francis Drake después de asaltar “El Galeón de Manila”,supuestamente cruzaba del océano Pacífico al Atlántico, huyendo a su patria. Mientras desatoró su nave, Hardy admiró valiosa franqueza Cucapah de la población joven; distinguió la belleza y fina simpatía femenina de jovencitas, quienes pidiendo permiso abordaron su barco, resaltando honorable comportamiento varonil, manifiesto en los muchachos que desnudos acompañaban a las mujeres. A este galante marino embelesó una muchacha adornada con belleza natural incomparable; distinguida por tiernos movimientos finos de sus acariciantes manos; con timbre de una voz refinada, mirar subyugante, cándido y altivo, arrogante e imponente, alcurnia digna por aristócratas reaales de Gran Bretaña.

Aquella joven cautivándole extasió a Hardy con belleza de distinguida princesa. Ella esbelta, semidesnuda, con modesta vestimenta indígena figuraba faldellín con hilos en corteza de álamo; su cuello y cintura adornados lucían conchas artísticamente engarzadas; su pelo húmedo suelto caía gracioso sobre los perfilados hombros, dejaba sus pechos descubiertos sobre el busto, con andar cadencioso y porte elegante; brillante pelo negro; sobresaliendo del rostro hermosos ojos almendrados, apoyados en nariz protuberante pero refinada, descansaba sobre labios carnosos, provenientes del cáliz en exquisita barbilla, matizándole hermosas mejillas color oro, haciendo juego con boceto de cara alargada, coronada por discreto mentón inteligente. Hardy puso a los hombres oferta de compra empezando dos telas finas y coloridos abalorios. Los varones diciendo no, jamás atendieron repetidas declaraciones insistentes de negocio.

Hardy incrementó su oferta mejorándola cada vez más, fanfarronamente clamó era tope final: tres armas de fuego, ante ello -los jóvenes acompañantes, aunque desde el primer momento rechazaron la oferta- continuaron caminando inmutables gozando del libre “tours” en visita y dentro de las pausas de conversación dijeron: !No¡ al acoso impertinente y con desdén, hasta cuando quisieron, sin solicitar permiso ni despedirse abandonaron el barco, lanzándose al río. Toda la turba de la tripulación reprochó a Hardy “ no haberla secuestrado”; pues éstos eran marineros estrafalarios recogidos de la cola del mundo. El a sus 31 años, sí era un ilustrado, egresado de la Real Navy en 1806.