Gisela Berenice Solorio Ramírez es una mujer que, a pesar de las adversidades de la vida, no se da por vencida y todos los días se levanta muy temprano para salir a trabajar vendiendo dulces, botanas y raspados en una llamativa “refresquería móvil” con la cual recorre diversas colonias de la ciudad.
La emprendedora contó que desde hace varios años se dedica a vender dulces en la vía pública, aunque también en algún tiempo ofreció postres que ella misma preparaba y nopales que cortaba del huerto de la casa de su mamá.
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Al platicar con Gisela Berenice se perciben las ganas que tiene de salir adelante, de esforzarse por el bien propio y el de sus 4 hijos de 14, 13, 10 y 2 años de edad quienes la impulsan a ser mejor cada día.
Dijo que ahora cuenta con una bicicleta adaptada para la venta de golosinas y raspados. Sin embargo, destacó que anteriormente, durante muchos años, salía a vender caminando.
Llegué a vender brochetas de bombón, galletas de oreo con philadelphia y paletas cubiertas de chocolate que yo misma hacía. También bolsitas de dulces y nopales que cortaba de la casa de mi mamá
Cuando Gisela Berenice se inició en esto de las ventas, comercializaba sus productos instalándose en las afueras de los supermercados o tiendas de autoservicio en donde ya la identificaban sus clientes.
“Me iba caminando para vender, caminaba mucho. La gente me decía que les gustaban las galletas y las paletas de chocolate que hacía. Algunos clientes me daban propina y eso lo considero como bendiciones y se los agradezco”, externó.
Su hija de 10 años, en ocasiones la acompaña a vender y la auxilia a la hora de dar el cambio a los clientes. “Mi niña es muy lista, muy inteligente. Ella me ayuda a dar la feria, se encarga de cobrar”.
Cuando Gisela recorría las calles a pie vendiendo dulces, había ocasiones en que ganaba muy poco dinero, pero eso no la desanimó, al contrario, todos los días salía y continúa saliendo de su casa con la idea de que será una nueva oportunidad y que le irá mejor que ayer.
Me cansaba de tanto caminar. Soñaba con un día tener una bicicleta para salir a vender en ella. Pregunté precios, pero cuestan mucho dinero y yo no gano lo suficiente para comprar una
HIZO REALIDAD UN SUEÑO
Cabe mencionar que la bicicleta adaptada como una refresquería móvil con la que Gisela Berenice soñaba llegó a su vida el pasado 15 de abril, como un regalo de cumpleaños que le hizo su hermano David.
“Ese día, en mi cumpleaños, mi hermano llegó a mi casa y me dijo: súbete a mi carro, te tengo una sorpresa. Me llevó a su casa y al bajarme del carro me dijo: cierra los ojos. Entonces, luego de un rato me pidió que los abriera y vi la bicicleta frente a mí. Me sentí muy contenta y feliz por este gran regalo”, manifestó.
“El tener esta bicicleta tan bonita, de color rosa, me hace sentir motivada a seguir echándole ganas, a seguir trabajando. Todos los días empiezo a vender como a las 8:00 de la mañana y termino, a veces, a las 7:00 de la tarde”.
Entre los productos que Gisela Berenice pone a disposición de sus clientes enlistó: raspados de piña, tamarindo, ciruela, fresa y vainilla, así como botanas y variedad de dulces, los cuales también ofrece en eventos privados.
Las personas interesadas en conocer la ubicación de la refresquería itinerante de Gisela pueden comunicarse a los teléfonos 653-1105140 y 653-1215811 o bien a través del facebook: Dulces Leilany, ya que no tiene un punto fijo para atender pues recorre diferentes colonias.