A principios de 1980, llegaron a esta ciudad, procedentes de Mazatlán, Sinaloa, Antonio Escobedo Acosta y María Teresa Velarde Rodríguez, acompañados por sus hijos, en busca de un mejor porvenir y lo encontraron emprendiendo un negocio propio que hasta la fecha sigue en funciones.
Así lo contó Antonio Escobedo Velarde, quien ahora está al frente de la lonchería móvil que iniciaron sus padres hace 42 años, instalándose, en un principio, en la primaria “Vicente Guerrero” de avenida Revolución y calle 24 y actualmente atiende en avenida Durango y calle 30, a un lado del Colegio de Bachilleres (Cobach).
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Recordó que sus papás, don Toño y doña Tere, como los conocen sus clientes, arribaron a este municipio con seis hijos y el séptimo nació en San Luis.
En Mazatlán, Antonio desempeñaba el oficio de radiotécnico y también era músico, tocaba la guitarra y cantaba en bares y centros nocturnos para poder sacar adelante a su familia.
Al llegar a esta ciudad, don Toño continuó con su trabajo de radiotécnico y músico y Teresa se dedicaba a limpiar casas, pero un par de meses después tomaron la decisión de iniciar con un negocio propio de venta de dulces, frituras y raspados en la primaria ubicada en avenida Revolución y calle 24, en donde después empezó a operar una preparatoria nocturna en donde incluyeron en el menú burritos y tortas de guisados.
Un año más tarde, optaron por cambiarse a la primaria “Mercedes Andrade” de avenida Jalisco y calle Cuarta, a la que se trasladaban en una camioneta que adaptaron como “lonchera móvil”. En ese lugar estuvieron un año, ya que nuevamente cambiaron su ubicación ahora a avenida Durango y calle 30, en donde en este tiempo se instaló la “prepa federal”, actualmente Cobach.
Antonio Escobedo (hijo) relató que la camioneta que tenía su padre, la cambió, en el tiempo que llegó a vender a un lado del Cobach, por un pick up Chevrolet 1962, Apache 10, el cual actualmente, luego de 40 años, siguen utilizando como lonchera móvil. Así como una silla que les obsequiaron cuando estaban instalados en la primaria “Vicente Guerrero” y también siguen usando la misma estufa de hace 42 años, la cual le fue obsequiada a doña Tere por su mamá.
TIENE PROBLEMAS DE SALUD
Hace poco más de 2 años, don Toño se retiró del negocio debido a problemas de salud, mientras que la señora Tere sigue cocinando los guisos para los burritos y tortas que vende su hijo, Antonio, quien está a cargo de esta empresa familiar que ha permanecido en el gusto de los sanluisinos por más de 4 décadas.
El menú consta de tortas de carne deshebrada, chicharrón, jamón y mixtas, así como de burritos de carne deshebrada, chicharrón, frijol y chorizo con papas, a los cuales se les agrega repollo, mayonesa, aguacate y si el cliente lo desea, salsa.
Antonio Escobedo consideró que el éxito de este negocio se debe a la constancia, atención al cliente y sabor de los alimentos que ofrecen en venta, los que son preparados, hace 42 años, con la sazón de doña Tere, quien todos los días se levanta a las 4:00 horas a cocinar.
Para finalizar, Antonio se mostró complacido de poder atender el negocio que en 1980 iniciaron sus padres con mucha ilusión de que les iba a ir bien y así fue. “Para mí esto es un gran compromiso, pues debo seguir dando la misma atención que mis padres daban a sus clientes y también conservar la calidad de las tortas y los burritos”.