/ lunes 8 de abril de 2024

Óscar Alberto Rivera se dedica a acomodar “carritos” en un supermercado

Desde hace 23 años realiza este trabajo y gracias a las propinas de los clientes puede solventar los gastos del hogar y mantener su mente ocupada para no recaer en adicciones

Óscar Alberto Rivera es un hombre de 62 años de edad que se sostiene económicamente de las propinas que recibe a la hora de acomodar los “carritos de mandado” en un supermercado; actividad que además lo ayuda a mantener su mente ocupada para no recaer en el mundo de las adicciones a las drogas.

Considera que Dios le dio otra oportunidad de vivir de una manera diferente, sin usar drogas ya que en el tiempo que consumió sustancias no le fue del todo bien, pues enfrentó situaciones difíciles que afortunadamente hoy forman parte de su pasado y está dispuesto a seguir luchando para no volver a pasar por esas complicaciones.

Todos los días, Óscar llega muy temprano al supermercado que se ubica en la Calzada Constitución y calle Segunda para empezar a trabajar juntando los “carritos” y cuidando el estacionamiento, labor que realiza desde hace 23 años.

Dijo que los clientes de esta empresa ya lo identifican, debido a que lleva más de 2 décadas en este lugar, por lo cual cuando lo ven le dan una propina y de eso vive y también apoya económicamente a su hijo de 12 años.

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“Durante todos estos años que llevo acomodando los carritos de mandado y cuidando que no salgan del área del mercado, me he ganado la confianza de la gente. Hay gente que me pide que le acomode el mandado en sus cajuelas y que les cuide el carro mientras ellos hacen sus compras”.

Óscar Alberto Rivera se traslada de un lugar a otro con ayuda de una silla de ruedas eléctrica, pues hace algunos años perdió sus piernas. “Gracias a Dios tengo manos para trabajar. Fui adicto por un tiempo, pero tengo 18 años limpio. Ahora veo gente hurgando en los botes de basura y me identifico con ellos porque así fue mi pasado. Ahora puedo desarrollar un servicio de acuerdo a mi capacidad. No ando en el vicio, ni pidiendo dinero, tengo mi carro y mi silla de ruedas y vengo a trabajar aquí al mercado todos los días”.


El señor Óscar Alberto Rivera dijo que perdió sus piernas, pero agradece a Dios porque cuenta con sus manos para seguir trabajando. Foto: Julio Espinoza / Tribuna de San Luis


Para finalizar, solicitó la ayuda de los sanluisinos para adquirir una silla de ruedas eléctrica porque la que usa actualmente presenta fallas. “No pido que me la regales, solo pido que me vendan una barata”.


Óscar Alberto Rivera es un hombre de 62 años de edad que se sostiene económicamente de las propinas que recibe a la hora de acomodar los “carritos de mandado” en un supermercado; actividad que además lo ayuda a mantener su mente ocupada para no recaer en el mundo de las adicciones a las drogas.

Considera que Dios le dio otra oportunidad de vivir de una manera diferente, sin usar drogas ya que en el tiempo que consumió sustancias no le fue del todo bien, pues enfrentó situaciones difíciles que afortunadamente hoy forman parte de su pasado y está dispuesto a seguir luchando para no volver a pasar por esas complicaciones.

Todos los días, Óscar llega muy temprano al supermercado que se ubica en la Calzada Constitución y calle Segunda para empezar a trabajar juntando los “carritos” y cuidando el estacionamiento, labor que realiza desde hace 23 años.

Dijo que los clientes de esta empresa ya lo identifican, debido a que lleva más de 2 décadas en este lugar, por lo cual cuando lo ven le dan una propina y de eso vive y también apoya económicamente a su hijo de 12 años.

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“Durante todos estos años que llevo acomodando los carritos de mandado y cuidando que no salgan del área del mercado, me he ganado la confianza de la gente. Hay gente que me pide que le acomode el mandado en sus cajuelas y que les cuide el carro mientras ellos hacen sus compras”.

Óscar Alberto Rivera se traslada de un lugar a otro con ayuda de una silla de ruedas eléctrica, pues hace algunos años perdió sus piernas. “Gracias a Dios tengo manos para trabajar. Fui adicto por un tiempo, pero tengo 18 años limpio. Ahora veo gente hurgando en los botes de basura y me identifico con ellos porque así fue mi pasado. Ahora puedo desarrollar un servicio de acuerdo a mi capacidad. No ando en el vicio, ni pidiendo dinero, tengo mi carro y mi silla de ruedas y vengo a trabajar aquí al mercado todos los días”.


El señor Óscar Alberto Rivera dijo que perdió sus piernas, pero agradece a Dios porque cuenta con sus manos para seguir trabajando. Foto: Julio Espinoza / Tribuna de San Luis


Para finalizar, solicitó la ayuda de los sanluisinos para adquirir una silla de ruedas eléctrica porque la que usa actualmente presenta fallas. “No pido que me la regales, solo pido que me vendan una barata”.


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