“Nadie debería de huir de su propio pueblo al que ama por que otros siembren el terror y la violencia”, lamentó el michoacano Jesús Alcaraz quien, con su esposa, María Yazmin Zapien, espera desde el lunes que su paciencia para esperar por un turno para ser recibidos por oficiales en el Puerto de Entrada de San Luis, Arizona, en lugar de cruzar ilegalmente a Estados Unidos, les dé un mejor futuro a su familia.
Los originarios de Apatzingán, donde la violencia generada por cárteles como Los Templarios y el Jalisco Nueva Generación, les obligó a dejar lo poco que tenían para venir a la frontera y buscar asilo humanitario, aceptaron nunca han estado tentados a pagarle a un “pollero”: “queremos hacer las cosas bien”.
Llegaron a San Luis Río Colorado después de haber gastado más de 6 mil pesos únicamente en sus pasajes de autobús con sus cuatro hijos de 12, 6, 4 y 2, por eso descartan malgastar su poco dinero en quien se aprovecha de la necesidad, pues sostienen que eso los seguiría hacer sentirse inseguros.
“Hace tres años a mí me asaltaron y golpearon templarios y me exigían que me hiciera de su grupo”, contó el joven de 29 años, “y a ella el 20 de octubre le levantaron a su hermano y le tocó ver una balacera y los mismos me reconocieron de cuando me golpearon y dijeron que si quería cooperar, trabajar con ellos”.
A pesar de esos escenarios que sus propios hijos tuvieron que atestiguar, los michoacanos dijeron que no pensaban salirse de su pueblo, donde Jesús trabajaba en un empaque de limón que irónicamente se comercializa en esta frontera en Tijuana, Baja California y Yazmin era empleada de una cenaduría.
Hasta que les fue intolerable la situación, coincidieron, pues “el pueblo se ha ido quedando solo y supimos en las redes sociales de la posibilidad de asilo acá”.
“No hay nada en el destino”, reflexionó el muchacho, “ese cambio nadie lo quisiera hacer, pero nosotros venimos a hacer las cosas bien, esperando como cuando nos levantábamos temprano y trabajábamos casi todo el día para darles a nuestros hijos un sustento derecho”.
Los michoacanos lograron el número 47 en el turno el lunes, este sábado llevaban avanzado hasta el 12, y esperan ser muy pronto el que sigue.
A quienes, como los que cuentan con documentos para cruzar y trabajar en el campo de Yuma, critican que estén en el paso peatonal, Jesús les dice: “ya quisiera yo tener la oportunidad de hacer fila, madrugar como lo hacía allá en Apatzingán, y trabajar como ellos”.