De al menos tres meses a la fecha el número de personas interesadas en conseguir una visa humanitaria de Estados Unidos con registro en la lista que se encuentra en la casa del migrante “La divina providencia” ha aumentado de manera considerable, declaró Martín Salgado Ames.
El presidente del consejo de la benemérita dependencia dijo que actualmente la lista de personas en registro suma a 1 mil 148, cuando a finales del pasado mes de mayo el número de interesados anotados era de la mitad en comparación con lo que actualmente existe.
De los más de mil interesados en conseguir una visa humanitaria, 714 son de origen mexicano, mayormente del centro y sur de la república, 282 de Camerún, después de esto los numero son muy por debajo entre países como Honduras, Cuba, Guatemala, Haití, Nicaragua y Etiopia.
“Hemos tenido un incremento considerable de connacionales y extranjeros que llegan hasta este municipio para anotarse en la lista que el Instituto Nacional de Migración (INM) nos autorizó administrar”, expresó.
Salgado Ames explicó que, pese a la larga lista, el número de atendidos en los refugios es mínimo, pues la gran mayoría de éstos solo llega a la ciudad a anotarse y volver unos días antes de que su turno esté cerca, “para esto”, dijo “puede pasar de seis meses a un año”, por lo que la mayoría opta por regresarse a casa a esperar desde allá.
Tal cual es el caso del señor Ramsés Gutiérrez, quien la semana pasada llegó a esta frontera, proveniente del sur de México para solicitar que su nombre aparezca en la lista de espera para ser atendido por agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y posteriormente por un juez federal a quien, con pruebas en mano habrá de demostrar que es apto para ser beneficiado con una visa humanitaria que le permita hacer vida en Estados Unidos.
Como este caso, La divina providencia registra decenas cada día, es decir, personas que llegan a la ciudad, se registran y vuelven a su lugar de origen mientras esperan la llamada de alerta; aunque también hay quienes rentan casa en la ciudad o bien, deciden pasar ese lapso en Tijuana, Baja California.