/ miércoles 22 de mayo de 2024

Cruzando líneas | Quién cuenta tú historia

Pocas cosas son tan aterrorizantes y emocionantes a la vez como una hoja en blanco; es, quizá, como ese lienzo en el que los grandes artistas acariciaban con el temperamento, las brochas y los matices. Hay días que la tinta no fluye y otros que martillamos las teclas. No es una cuestión de inspiración, es de desfogar el alma y entender el mundo a través de las historias que cuentan nuestros dedos. Escribir es como salir del purgatorio y tentar el cielo.

En las letras también hay voces, dolores, historias y acentos. Las palabras son parte de una de nuestras muchas identidades. A mí me gusta apropiarme de las mías, ¿a ti?

Importa la historia y quién la cuenta.

Es muy frustrante cuando dejamos que alguien más nos retrate desde su perspectiva y su privilegio. ¡Cuántos no han venido a la frontera a exagerar las muchas sombras que tenemos!: Los decomisos de drogas y el muro, los contrabandistas de humanos y la siempre polémica violencia por el crimen organizado; pero ¿por qué no desafiar esa narrativa y contar lo que en realidad es nuestro día a día en la frontera?

¡Hagámoslo!

Plumas Invitadas, de Conecta Arizona, es mucho más que un programa de capacitación periodística para miembros de nuestra comunidad transfronteriza, es un puente humano que cierra brechas geográficas y de generaciones, de pensamientos y perspectivas, de polarización y diálogo, y de lo que somos y los que otros quieren que seamos. Este año se gradúa nuestra primera generación: 20 contadores de historias comunitarios, que entienden la ética y el rigor periodístico, que no temen verificar sus historias ni contarlas con sus contrastes. ¡Qué delicia!

¿Quién escribe sobre los partidos y las ligas deportivas que van y vienen a través de puertos fronterizos y líneas de inspección que se vuelven parte de la rutina? ¿Quién retrata el arte y la música que se cuela como el aire a través del cerco? ¿Quién habla de comida, las tortillas y los tamales? ¿Quién inmortaliza a las familias con un pie de cada lado, que van y vienen, que se abrazan o no, que son de aquí y de allá, que construyen, cierran brechas y tejen lazos generacionales? ¿Quién pinta el panorama contradictorio e irónicamente bello de la frontera cuando otros insisten dibujar una imagen ilusoria y a veces torcida de nuestra tierra? ¿Quién si no tú, que vives, respiras, crías, viajas, posees, siembras y amas el desierto?

Por eso Plumas Invitadas es también un acto de rebelión. Es de construir un sistema a través de las palabras. Quién cuenta tu historia, cómo la cuenta, dónde la cuenta, a quién le platica, que sientes cuando la narran, qué te incomoda cuando se apoderan de tu narrativa, importa. Es tuya y es nuestra. Tus letras son nuestro reflejo.

¿Quién va a ver mejor los desafíos de la educación en Arizona, que un maestro de ciencias? ¿O de los retos del sistema penitenciario, que una madre que tiene a su hija tras las rejas? ¿Quién debe hablar sobre la crisis de la vivienda, si no alguien que respeta y tiende manos a las personas sin hogar? ¿Qué mejor manera de entender la crisis climática que a través de los ojos de un hispano siempre preocupado por la ingeniería sostenible?

A mí también me apetece leerte y escucharte.

A nuestras Plumas, ahora Graduadas, nadie les cuenta, dejemos que nos cuenten.

Pocas cosas son tan aterrorizantes y emocionantes a la vez como una hoja en blanco; es, quizá, como ese lienzo en el que los grandes artistas acariciaban con el temperamento, las brochas y los matices. Hay días que la tinta no fluye y otros que martillamos las teclas. No es una cuestión de inspiración, es de desfogar el alma y entender el mundo a través de las historias que cuentan nuestros dedos. Escribir es como salir del purgatorio y tentar el cielo.

En las letras también hay voces, dolores, historias y acentos. Las palabras son parte de una de nuestras muchas identidades. A mí me gusta apropiarme de las mías, ¿a ti?

Importa la historia y quién la cuenta.

Es muy frustrante cuando dejamos que alguien más nos retrate desde su perspectiva y su privilegio. ¡Cuántos no han venido a la frontera a exagerar las muchas sombras que tenemos!: Los decomisos de drogas y el muro, los contrabandistas de humanos y la siempre polémica violencia por el crimen organizado; pero ¿por qué no desafiar esa narrativa y contar lo que en realidad es nuestro día a día en la frontera?

¡Hagámoslo!

Plumas Invitadas, de Conecta Arizona, es mucho más que un programa de capacitación periodística para miembros de nuestra comunidad transfronteriza, es un puente humano que cierra brechas geográficas y de generaciones, de pensamientos y perspectivas, de polarización y diálogo, y de lo que somos y los que otros quieren que seamos. Este año se gradúa nuestra primera generación: 20 contadores de historias comunitarios, que entienden la ética y el rigor periodístico, que no temen verificar sus historias ni contarlas con sus contrastes. ¡Qué delicia!

¿Quién escribe sobre los partidos y las ligas deportivas que van y vienen a través de puertos fronterizos y líneas de inspección que se vuelven parte de la rutina? ¿Quién retrata el arte y la música que se cuela como el aire a través del cerco? ¿Quién habla de comida, las tortillas y los tamales? ¿Quién inmortaliza a las familias con un pie de cada lado, que van y vienen, que se abrazan o no, que son de aquí y de allá, que construyen, cierran brechas y tejen lazos generacionales? ¿Quién pinta el panorama contradictorio e irónicamente bello de la frontera cuando otros insisten dibujar una imagen ilusoria y a veces torcida de nuestra tierra? ¿Quién si no tú, que vives, respiras, crías, viajas, posees, siembras y amas el desierto?

Por eso Plumas Invitadas es también un acto de rebelión. Es de construir un sistema a través de las palabras. Quién cuenta tu historia, cómo la cuenta, dónde la cuenta, a quién le platica, que sientes cuando la narran, qué te incomoda cuando se apoderan de tu narrativa, importa. Es tuya y es nuestra. Tus letras son nuestro reflejo.

¿Quién va a ver mejor los desafíos de la educación en Arizona, que un maestro de ciencias? ¿O de los retos del sistema penitenciario, que una madre que tiene a su hija tras las rejas? ¿Quién debe hablar sobre la crisis de la vivienda, si no alguien que respeta y tiende manos a las personas sin hogar? ¿Qué mejor manera de entender la crisis climática que a través de los ojos de un hispano siempre preocupado por la ingeniería sostenible?

A mí también me apetece leerte y escucharte.

A nuestras Plumas, ahora Graduadas, nadie les cuenta, dejemos que nos cuenten.