Como algo que inició como un pasatiempo familiar y por lo que ha invertido más de 15 años de esfuerzo y cariño, la producción de dátil se ha convertido en una actividad tan importante para la familia Garza que hoy en día logran el sustento diario gracias a eso, siendo este el resultado de la fama que han adquirido ante cientos de clientes de distintas partes no solo de San Luis Río Colorado, sino de todo México, Estados Unidos y países de Latinoamérica.
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Antonio Garza, fundador del rancho San Antonio de los Garza, ubicado en el poblado de Las Adelitas, compartió que nunca imaginó tener tanto éxito en algo que originalmente pensó únicamente como terapia, después de haberse enfermado y ser operado, situación por la que decidió comprar un pequeño terreno y sembrar hijuelos de dátil, haciéndolos crecer a base de consejos de otros agricultores y por su sentido común.
“Me apasioné mucho con la palma que creció, me satisface ver lo que he logrado y contar ahora con 180 palmas de 7 variedades distintas”, dijo y agregó que únicamente iba a ser un huerto familiar, además de que en cada cosecha él regalaba su producto a sus seres queridos sin tener en cuenta el gran potencial de venta, enfoque que su hija Aída perfeccionó.
“Con el dátil tengo desde el 15 de febrero del 2005, pero yo soy carpintero de oficio, tengo taller y mi equipo; me dio para vivir y sacar los estudios de mis hijos; sin embargo, ahora solo hago trabajos ligeros por la demanda que hay de nuestro dátil”, mencionó para luego destacar que este año tuvo escasez de fruto con aproximadamente 200 kilogramos, comparado a la tonelada y 200 kilogramos producidos el año pasado, lo que adjudica a un desfase en el clima por un calor tardío y otros factores naturales, situación que afectó a otras productoras locales.
ORGULLO LOCAL
Por otra parte, dijo que el dátil es altamente redituable, sobre todo con el apoyo de su familia quienes le dan la plusvalía al producto, proyectándose con presentaciones como en tiras enchiladas, chamoy, confitado, relleno de gomitas, mazapán o chocolate; además, se han dado a conocer gracias a los tamales a base de dicho ingrediente y empanadas.
“Yo al principio lo regalaba porque es para mi un orgullo sacar fruto del desierto. Recuerdo que yo no quería participar en el primer festival del dátil que hubo y fue mi hija quien logró convencerme al conseguir un puesto; recuerdo que vendimos más de 20 mil pesos”, compartió y agregó que el es reconocido por presentar su producto en cajas de madera que él mismo hace a mano.
“Espero seguir con mi ranchito y la plantación de dátil. Simplemente quiero atender las palmas para que produzcan bien, darle un seguimiento técnico y estandarizar el producto; ya vimos que puede ir más en serio. Este es un producto orgánico y quiero que siga así”, mencionó.
A su vez, compartió que debido a la pandemia dejó de tener clientela por el lado de la carpintería y que este año han salido adelante gracias a la venta de hijuelos de palma y de la variedad de dátiles que tiene a disposición en sus diversas presentaciones.
“Estoy muy contento, nos ha ido muy bien. Tiene atractivo para la gente y no hemos parado desde que nos presentamos en festivales”.
Aunque no tienen punto de venta, su familia ha logrado salir adelante poniendo a disposición el dátil desde su casa sobre avenida 16 de septiembre, entre 27 y 28.
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