El arribo de cientos de migrantes centroamericanos a la frontera local se podría traducir en temas sociales de impacto negativo a corto plazo, como mayor inseguridad y más demanda asuntos de salud pública, consideró la experta en el comportamiento humano, Aide Patiño Nevarez.
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Al tomar en cuenta que la Policía Municipal tiene registro de casos de extranjeros de paso por la ciudad que en su desesperación por tener algún ingreso han optado por robar e incluso asaltar a los residentes locales; patrón de conducta que podría darse mayormente con la llegada de más personas retornadas de Estados Unidos por esta frontera, la socióloga destacó que, los extranjeros, al verse en situación de vulnerabilidad buscarían su sobrevivencia a toda costa, lo que podría detonar conflictos sociales.
“Si no hay alimentación, trabajo o asistencia médica para los migrantes que así lo requieran, ellos lo van a buscar y al ser difícil, en su condición de refugiados, podrán optar por las formas menos adecuadas que van desde dormir en la calle, pedir dinero o incluso, en su desesperación, robar o asaltar”, expresó la socióloga.
Reconoció que, aunque hay un par de refugios para extranjeros en la ciudad, éstos no están preparados para recibir a las grandes cantidades de migrantes que desde finales de marzo han sido retornados, por lo que, a la vista, el excedente de refugiados a optado por dormir en las calles en lo que logra volver a intentar cruzar a Estados Unidos o regresar a su país natal.
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“Recordemos que muchos de esos migrantes recién deportados de Estados Unidos, no tienen la manera para moverse en cuanto son echados fuera, por lo que, van a estar aquí por un tiempo y van a buscar la manera de sobrevivir”, agregó.
PANDEMIA COMPLICA EL PANORAMA
Aide Patiño Nevarez dijo que por si los temas de inseguridad ha aumentar con la llegada descontrolada de migrantes, fueran pocos, también habría una desestabilidad en temas de salud, al tomar en cuenta la facilidad del contagio del nuevo coronavirus.
Actualmente, tanto la casa del migrante “La Divina Providencia” como el albergue “Don Chon”, se encuentran al tope en la capacidad para atender migrantes recién retornados de Guatemala, El Salvador, Honduras y ahora de Venezuela, ya que, desde iniciada la pandemia, Estados Unidos ha dejado de procesarlos y deportarlos directamente a su país, por lo contrario, los regresa a la frontera más inmediata.