Los problemas familiares, traumas de la infancia, trastornos alimenticios, curiosidad e influencia de las amistades son factores que contribuyen a que durante la adolescencia las mujeres empiecen a consumir alcohol, tabaco y posteriormente drogas como la marihuana, metanfetaminas (cristal), fentanilo y otras.
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Laura Martínez Dunstan, directora del Centro Especial de Adicciones (CEA) área femenil, informó que en la actualidad reciben tratamiento de rehabilitación 36 mujeres, de ellas 4 tienen entre 13 y 17 años.
Laura Martínez resaltó que datos emitidos en un estudio de la Encuesta Nacional de las Adicciones revela que de 2011 a la fecha va en aumento el consumo de alcohol en los menores de edad, ya que del 1.7% subió a 5.8%.
Sugirió a los padres de familia que estén atentos a los cambios físicos y de conducta que presentan sus hijos, con la finalidad de detectar si están usando algún tipo de droga y, de ser así, hablen con ellos, los orienten y los integren a tratamientos de recuperación que pueden ser ambulatorios o residenciales.
En el tema de rehabilitación para dejar de consumir este tipo de sustancias, es importante el apoyo familiar, especialmente porque las adicciones, en ocasiones, vienen acompañadas de recaídas, externó Laura Martínez.
Se calcula que en esta ciudad existe una problemática de consumo crónico de drogas en alrededor de 2 mil mujeres, sin contar a quienes tienen un consumo social que es aún mayor, dijo.
Es necesario trabajar en el tema de prevención ya que, por lo general, las mujeres adultas que llegan al centro de rehabilitación refieren que iniciaron con el consumo durante su adolescencia, generalmente empezaron ingiriendo bebidas alcohólicas, luego fumaron tabaco y de ahí se pasaron a otras drogas como la marihuana, cristal, fentanilo y otras.
Entre las consecuencias de que una mujer menor de edad se involucre en el mundo de las adicciones, Martínez Dunstan mencionó la deserción escolar, depresión, embarazos no planificados, enfermedades de trasmisión sexual y otros. Mientras que, en las adultas, pérdida del empleo, desintegración familiar y pérdida de la custodia de los hijos, solo por mencionar algunos.
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Para finalizar, destacó que en el CEA las usuarias de drogas participan en programas de reinserción social que les permiten integrarse exitosamente a la vida productiva una vez que egresan del centro de rehabilitación.
