/ sábado 28 de marzo de 2020

AMAT CUCAPAH

Hambrientos en el Fuerte Yuma



Ante la necesidad de proteger al sitio de su nueva frontera, Estados Unidos de Norteamérica respondió enviando tropas hacia el Río Colorado, fundando el Fuerte Yuma.

Recibe órdenes el mayor Samuel P. Heintzelman, saliendo con destacamento militar el octubre 25 de 1850 desde San Diego; llega en noviembre 26 hasta la región Quechan-Cucapah.

Al nuevo fuerte su más serio problema fue la falta de alimentos, armas, ropa e implementos agrícolas; el hambre, debilitando el ánimo de los soldados, los impulsaba a desertar, tanto que los indios Temecula estuvieron capturando soldados desertores, pagándoles el ARMY 30 dólares por cada atrapado.

Empezó el abastecimiento transportado desde 180 millas a través de la Sierra Picachos (Rumorosa), sobre vagones jalados por bestias desde San Diego, hacían viaje redondo de 30 días, pero el sofocante calor, el escabroso terreno y el ataque frecuente indígena elevaron costo de los alimentos, convirtiéndolos en abuso, con recargo entre 500 y 800 dólares por tonelada; aunque las hortalizas frescas las traen baratas de los ranchos de Sonora, al Sur junto a la línea de frontera.

Para resolver esta necesidad, fue enviado con abastecimiento hasta el fuerte el teniente George Horatio Derby; durante 1850 llegó a la boca del río navegando sobre la pequeña goleta llamada Invincible, transportando 10,000 raciones de alimentos, comandada por el capitán Alfredo M. Wilcox.

Desde Santa Clara, el Invincible logró subir algunas 30 millas río arriba; con dos intentos de hundimiento, Derby -mejor- armó fuerte escándalo ruidoso, haciendo estallar explosivos y truenos de artillería, para llamar atención de Heintzelman en el Fuerte Yuma, porque “supuestamente” estaban a 20 millas de las playas del Golfo de California, según el mapa de Robert Williams Hale Hardy.

Descubrió Derby que el mapa estaba equivocado al indicar 20 millas del Mar de Cortés hasta unión de los ríos Gila y Colorado, quedó demostrado ser más de 200 millas hasta la frontera acordada, entonces: ¿Cómo hacer llegar esas 10,000 raciones hasta el Fuerte Yuma? Porque los soldados estaban hambrientos.

Wilcox decidió no arriesgar sus naves, trasladó el abastecimiento en vagones sobre el desierto de Sonora. Envió decir -con unos veloces cucapahs- al mayor Heintzelman: “Baja por la carga de alimentos que les dejo, sobre paredones del estero Santa Clara”.

Inmediatamente el mensaje llegó al Fuerte Yuma; es bien sabido que los indios del Colorado son extremadamente veloces, pueden correr 20 horas hoy y regresar mañana sin mostrar fatiga.

El abastecimiento dejado por Derby obligó fleteo sobre el territorio sonorense. Los cucapahs decidieron trabajar transportando las cargas sobre carretas, a lomo de burros y caballos.

David C. Robinson, siendo carpintero, quedó en playas del Golfo Santa Clara como responsable del campamento hasta el traslado total de las raciones. Todo parecía decir que este trabajo de avituallamiento pintaba posibilidades para convertirse en un próspero negocio, quitando el hambre a la población en el Fuerte Yuma.

Referencia: Libro Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com

Hambrientos en el Fuerte Yuma



Ante la necesidad de proteger al sitio de su nueva frontera, Estados Unidos de Norteamérica respondió enviando tropas hacia el Río Colorado, fundando el Fuerte Yuma.

Recibe órdenes el mayor Samuel P. Heintzelman, saliendo con destacamento militar el octubre 25 de 1850 desde San Diego; llega en noviembre 26 hasta la región Quechan-Cucapah.

Al nuevo fuerte su más serio problema fue la falta de alimentos, armas, ropa e implementos agrícolas; el hambre, debilitando el ánimo de los soldados, los impulsaba a desertar, tanto que los indios Temecula estuvieron capturando soldados desertores, pagándoles el ARMY 30 dólares por cada atrapado.

Empezó el abastecimiento transportado desde 180 millas a través de la Sierra Picachos (Rumorosa), sobre vagones jalados por bestias desde San Diego, hacían viaje redondo de 30 días, pero el sofocante calor, el escabroso terreno y el ataque frecuente indígena elevaron costo de los alimentos, convirtiéndolos en abuso, con recargo entre 500 y 800 dólares por tonelada; aunque las hortalizas frescas las traen baratas de los ranchos de Sonora, al Sur junto a la línea de frontera.

Para resolver esta necesidad, fue enviado con abastecimiento hasta el fuerte el teniente George Horatio Derby; durante 1850 llegó a la boca del río navegando sobre la pequeña goleta llamada Invincible, transportando 10,000 raciones de alimentos, comandada por el capitán Alfredo M. Wilcox.

Desde Santa Clara, el Invincible logró subir algunas 30 millas río arriba; con dos intentos de hundimiento, Derby -mejor- armó fuerte escándalo ruidoso, haciendo estallar explosivos y truenos de artillería, para llamar atención de Heintzelman en el Fuerte Yuma, porque “supuestamente” estaban a 20 millas de las playas del Golfo de California, según el mapa de Robert Williams Hale Hardy.

Descubrió Derby que el mapa estaba equivocado al indicar 20 millas del Mar de Cortés hasta unión de los ríos Gila y Colorado, quedó demostrado ser más de 200 millas hasta la frontera acordada, entonces: ¿Cómo hacer llegar esas 10,000 raciones hasta el Fuerte Yuma? Porque los soldados estaban hambrientos.

Wilcox decidió no arriesgar sus naves, trasladó el abastecimiento en vagones sobre el desierto de Sonora. Envió decir -con unos veloces cucapahs- al mayor Heintzelman: “Baja por la carga de alimentos que les dejo, sobre paredones del estero Santa Clara”.

Inmediatamente el mensaje llegó al Fuerte Yuma; es bien sabido que los indios del Colorado son extremadamente veloces, pueden correr 20 horas hoy y regresar mañana sin mostrar fatiga.

El abastecimiento dejado por Derby obligó fleteo sobre el territorio sonorense. Los cucapahs decidieron trabajar transportando las cargas sobre carretas, a lomo de burros y caballos.

David C. Robinson, siendo carpintero, quedó en playas del Golfo Santa Clara como responsable del campamento hasta el traslado total de las raciones. Todo parecía decir que este trabajo de avituallamiento pintaba posibilidades para convertirse en un próspero negocio, quitando el hambre a la población en el Fuerte Yuma.

Referencia: Libro Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com