/ viernes 21 de agosto de 2020

AMAT CUCAPAH

¡América! ¿Para americanos?



Durante la guerra independentista de México -entre 1810 y 1821-, las provincias fueron desatendidas, dejándolas incomunicadas y sin abasto. Sobrevivió la población con incipiente agricultura-ganadería y comerciando con barcos extranjeros que arribaron a costas de Alta California.

A Sonora y California urgía abastecimiento de mercancías a sus poblaciones en crecimiento. Esas carencias obligaron a la iniciativa privada usar la costa californiana intercambiando enseres no producidos en sus tierras. Esto permitió establecimiento a rusos, americanos, ingleses y franceses. Fue razón del asentamiento ruso llamado “Bodega” en bahía del mismo nombre, próximo al hoy San Francisco.

Entre 1820-1825, barcos de diversas nacionalidades llegaron haciendo comercio con los californios, entre ellos los más eran americanos; también Rusia aumentó sus establecimientos en California levantando Fort Ross, como base rusa en la antigua frontera mexicana.

Fort Ross logró importancia; por ello se destinaron los fondos de la Misión Solano en 1833 (Sonoma) como esfuerzo mexicano para bloquear la expansión rusa en la bahía de San Francisco, sin embargo cuando España perdió sus colonias, contó con respaldo de la Holy Alliance para recuperarlas, siendo Rusia el miembro más poderoso de la alianza, pero la Holy Alliance fue debilitada por el ministro Canning de Inglaterra, quien uniendo elementos regionalistas -en su momento- presentó una razón para reacción general positiva: “América para los americanos”, enarbolada en 1823 por la doctrina Monroe.

En mucho auxilió la cadena de poblaciones sonorenses, fueron derrotero para el trajín de recuas con bestias cargadas, llevando mercancías e implementos; los antiguos senderos nativos, convertidos en camino real; hoy, aquellas antiguas veredas son carreteras sobre el candente desierto de Altar.

Los “atajos” fueron caminos más seguros para comerciantes y viajeros, lejos de los yumas y la apachería, aunque derroteros difíciles por la falta de agua y agotadores por el atascoso médano, fueron conexión entre Sonora y California durante las primeras décadas del 1800, hasta que “arreció tupido” la amenaza apache.

Arreció porque las 13 colonias, inglesas junto al Océano Atlántico, empujaron a las comunidades apaches dándoles armas para invadir territorios del antiguo Oeste mexicano, azotando apaches y bandidos a pueblos surgidos al expandirse la Nueva España, México.

Por ello, retomaron la navegación sobre el Océano Pacífico y el Mar Bermejo hasta desemboque del Río Colorado, revivieron la necesidad de establecer un puerto, en el otrora llamado Mar de Cortés. El que ahí se estableció 60 años después llevó por nombre: Puerto Isabel.

Referencia: Libro Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com

¡América! ¿Para americanos?



Durante la guerra independentista de México -entre 1810 y 1821-, las provincias fueron desatendidas, dejándolas incomunicadas y sin abasto. Sobrevivió la población con incipiente agricultura-ganadería y comerciando con barcos extranjeros que arribaron a costas de Alta California.

A Sonora y California urgía abastecimiento de mercancías a sus poblaciones en crecimiento. Esas carencias obligaron a la iniciativa privada usar la costa californiana intercambiando enseres no producidos en sus tierras. Esto permitió establecimiento a rusos, americanos, ingleses y franceses. Fue razón del asentamiento ruso llamado “Bodega” en bahía del mismo nombre, próximo al hoy San Francisco.

Entre 1820-1825, barcos de diversas nacionalidades llegaron haciendo comercio con los californios, entre ellos los más eran americanos; también Rusia aumentó sus establecimientos en California levantando Fort Ross, como base rusa en la antigua frontera mexicana.

Fort Ross logró importancia; por ello se destinaron los fondos de la Misión Solano en 1833 (Sonoma) como esfuerzo mexicano para bloquear la expansión rusa en la bahía de San Francisco, sin embargo cuando España perdió sus colonias, contó con respaldo de la Holy Alliance para recuperarlas, siendo Rusia el miembro más poderoso de la alianza, pero la Holy Alliance fue debilitada por el ministro Canning de Inglaterra, quien uniendo elementos regionalistas -en su momento- presentó una razón para reacción general positiva: “América para los americanos”, enarbolada en 1823 por la doctrina Monroe.

En mucho auxilió la cadena de poblaciones sonorenses, fueron derrotero para el trajín de recuas con bestias cargadas, llevando mercancías e implementos; los antiguos senderos nativos, convertidos en camino real; hoy, aquellas antiguas veredas son carreteras sobre el candente desierto de Altar.

Los “atajos” fueron caminos más seguros para comerciantes y viajeros, lejos de los yumas y la apachería, aunque derroteros difíciles por la falta de agua y agotadores por el atascoso médano, fueron conexión entre Sonora y California durante las primeras décadas del 1800, hasta que “arreció tupido” la amenaza apache.

Arreció porque las 13 colonias, inglesas junto al Océano Atlántico, empujaron a las comunidades apaches dándoles armas para invadir territorios del antiguo Oeste mexicano, azotando apaches y bandidos a pueblos surgidos al expandirse la Nueva España, México.

Por ello, retomaron la navegación sobre el Océano Pacífico y el Mar Bermejo hasta desemboque del Río Colorado, revivieron la necesidad de establecer un puerto, en el otrora llamado Mar de Cortés. El que ahí se estableció 60 años después llevó por nombre: Puerto Isabel.

Referencia: Libro Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com