/ martes 30 de abril de 2024

Un ciudadano pensó | Deberemos desaprender…

Es increíble el número de gente que está dejando de creer en lo que creía y no me refiero a religiones, eso sería solo uno de muchos aspectos. Me refiero a todos los temas, políticos, económicos, sociales, educacionales, científicos, tecnológicos, filosóficos, espirituales, etcétera. Los discursos de los líderes… La gente los siente desabridos e incoloros, los medios tradicionales a los que les llamábamos, de comunicación, ahora los vemos como pasquines propagandísticos y sus audiencias se les esfuman al tiempo que comunicadores surgidos de la población arrasan potenciando a las redes sociales, que, aunque estas redes sirvan a los mismos amos de los medios, no han podido controlar ni con algoritmos o inteligencia artificial, la información que surge desde el pueblo. La gente no sólo manifiesta su pensar por medio de las redes sociales y a los pseudolíderes del sistema los está dejando sordos al clamor de la gente que ya no quiere seguir los métodos irracionales y contra natura que “ellos” quieren imponer contra toda lógica y sentido común.

Aunque hay quienes aún creen que el mundo se va a “arreglar” y va volver a la “normalidad”, los números de estos. rápidamente se están orillando a dejarles como minoría. Se están volteando los papeles. Por eso percibimos el mundo, como que está de cabeza. Los buenos están resultando no sólo ser los malos, sino hasta diabólicos que quieren normalizar la perversión y la decadencia… No digo esto desde un puritanismo, sino desde la simple lógica de nuestros valores, nuestro papel biológico y la búsqueda filosófica de acercarnos a la verdad.

Ya empieza a llamar la atención las “coincidencias” de lo que está pasando en el mundo, la irracionalidad de los presidentes, reyes y dictadores del mundo que ellos mismos llamaron occidente. El rey Carlos III de Inglaterra al parecer ya preparan su funeral, Pedro Sánchez, presidente de España está a punto de dimitir de su puesto por escándalo de corrupción, el mismísimo rey Juan Carlos I dimitió por lo mismo, el Presidente de Estados Unidos pierde aceptación a niveles récord, el foro de Davos pierde financiamiento de la corporación Black Rock y con ella se retiran otros que financiaban esta organización, las economías de los países que se ostentaban como las principales potencias mundiales se desmoronan, los ejemplos siguen y siguen. Por lo tanto, las corrientes políticas latinoamericanas, así como africanas, que eran financiadas por estos poderes para sostener sus intereses, igualmente se caen a pedazos, junto con medios de comunicación y las llamadas ONG (Organizaciones no gubernamentales) o fundaciones cuyos objetivos reales distan mucho de lo que pregonan como misión.

Entonces, la población mundial nos quedamos volteando para todos lados viendo como lo que pensábamos que eran los cimientos de nuestras sociedades, en realidad eran falsos. ¿Qué vamos a hacer? Nos preguntamos muchos, al tiempo que los líderes títeres gritan desesperados discursos con soluciones de destrucción “tenemos que ir a la guerra” nos dicen y ya nadie queremos guerra, estamos hartos de sus guerras y genocidios donde todos sufrimos y ellos son los únicos que ganan. Ya no pueden ocultar la hipocresía que les corroe las entrañas y se empiezan a ver como los enanos de conciencia que son. La democracia tan cacareada, empieza a ver sus últimos días, se derrumba.

¿Qué sistema de gobierno va a ser el que utilizaremos cuando la democracia caiga? No lo sé, sólo sé, que la humanidad ya ha explorado y vivido todos los sistemas de gobierno y todos han estado basados en el poder de unos cuantos sobre los muchísimos que somos. ¿Necesitamos la gente que alguien nos gobierne? ¿O solo nos hicieron creer que éramos malos y que debíamos ser controlados por otros con el eterno pretexto de nuestra seguridad? ¿Cuándo se preocuparon por nuestra seguridad? En realidad, siempre ha sido por la seguridad de unos pocos y enviaron siempre al pueblo a pelear sus guerras.

Rebasaron el límite en el 2020 cuando engañaron a la mayoría con una enfermedad a la que le cambiaron el nombre y llenaron de miedo a la población para realizar su última manipulación, impusieron su solución y a la fecha, esta solución ha dañado a muchas personas y se llevará a muchas más personas que la enfermedad que pusieron de moda. Ellos son la pandemia que ha asolado a la humanidad por miles de años.

A diario sale y sale cada vez más información de las sustancias nocivas para la salud que agregaron intencionalmente en medicinas, alimentos y otros productos de uso diario. Cada día se descubre la complicidad de médicos en tratamientos que no curan pero que son muy lucrativos, la complicidad de agencias policiales y de seguridad con grupos del crimen organizado, claro, porque responden a ciertos intereses privados y de gobierno. Hemos estado viviendo engañados por lobos con piel de oveja y de esto no se escapa ninguna institución de la sociedad… Ninguna. Incluso en mayor o menor medida, conscientes o no, también hemos sido cómplices de ellos, por comodidad, por conveniencia o porque “no hay de otra”.

Tomar consciencia de todo esto, es un despertar. Dejar de creer en estos espejismos, es un despertar. Entender que no somos lo que nos dijeron que somos, es un despertar. Para muchos, ahora, los conspiranoicos ya no suenan tan descabellados, empiezan a sonar coherentes y eso, también es un despertar. La mayoría está despertando por departamentos, es decir, empiezan a ver la realidad, por ejemplo, en la medicina, mientras siguen creyendo que la religión, la política, la economía, la ciencia, etc. son de verdad. O habrá quienes se estén dando cuenta que dos de estos “departamentos” son falsos y creerán en el resto y así en adelante. Pero no falta mucho para que corroboren el porqué de ese concepto que te dicen cuando empiezas a aprender de espiritualidad y que reza: “Tendrás que desaprender TODO lo que has aprendido y volver a aprender”.

Todo lo que está sucediendo y está por suceder en este plano, tiene que ver con tú espiritualidad y, de hecho, no son temas humanos lo que estamos viviendo, son temas espirituales, lo que me lleva a otra frase de la espiritualidad:

“No somos seres humanos que pasamos por una experiencia espiritual, somos seres espirituales que pasamos por una experiencia humana”.

Es increíble el número de gente que está dejando de creer en lo que creía y no me refiero a religiones, eso sería solo uno de muchos aspectos. Me refiero a todos los temas, políticos, económicos, sociales, educacionales, científicos, tecnológicos, filosóficos, espirituales, etcétera. Los discursos de los líderes… La gente los siente desabridos e incoloros, los medios tradicionales a los que les llamábamos, de comunicación, ahora los vemos como pasquines propagandísticos y sus audiencias se les esfuman al tiempo que comunicadores surgidos de la población arrasan potenciando a las redes sociales, que, aunque estas redes sirvan a los mismos amos de los medios, no han podido controlar ni con algoritmos o inteligencia artificial, la información que surge desde el pueblo. La gente no sólo manifiesta su pensar por medio de las redes sociales y a los pseudolíderes del sistema los está dejando sordos al clamor de la gente que ya no quiere seguir los métodos irracionales y contra natura que “ellos” quieren imponer contra toda lógica y sentido común.

Aunque hay quienes aún creen que el mundo se va a “arreglar” y va volver a la “normalidad”, los números de estos. rápidamente se están orillando a dejarles como minoría. Se están volteando los papeles. Por eso percibimos el mundo, como que está de cabeza. Los buenos están resultando no sólo ser los malos, sino hasta diabólicos que quieren normalizar la perversión y la decadencia… No digo esto desde un puritanismo, sino desde la simple lógica de nuestros valores, nuestro papel biológico y la búsqueda filosófica de acercarnos a la verdad.

Ya empieza a llamar la atención las “coincidencias” de lo que está pasando en el mundo, la irracionalidad de los presidentes, reyes y dictadores del mundo que ellos mismos llamaron occidente. El rey Carlos III de Inglaterra al parecer ya preparan su funeral, Pedro Sánchez, presidente de España está a punto de dimitir de su puesto por escándalo de corrupción, el mismísimo rey Juan Carlos I dimitió por lo mismo, el Presidente de Estados Unidos pierde aceptación a niveles récord, el foro de Davos pierde financiamiento de la corporación Black Rock y con ella se retiran otros que financiaban esta organización, las economías de los países que se ostentaban como las principales potencias mundiales se desmoronan, los ejemplos siguen y siguen. Por lo tanto, las corrientes políticas latinoamericanas, así como africanas, que eran financiadas por estos poderes para sostener sus intereses, igualmente se caen a pedazos, junto con medios de comunicación y las llamadas ONG (Organizaciones no gubernamentales) o fundaciones cuyos objetivos reales distan mucho de lo que pregonan como misión.

Entonces, la población mundial nos quedamos volteando para todos lados viendo como lo que pensábamos que eran los cimientos de nuestras sociedades, en realidad eran falsos. ¿Qué vamos a hacer? Nos preguntamos muchos, al tiempo que los líderes títeres gritan desesperados discursos con soluciones de destrucción “tenemos que ir a la guerra” nos dicen y ya nadie queremos guerra, estamos hartos de sus guerras y genocidios donde todos sufrimos y ellos son los únicos que ganan. Ya no pueden ocultar la hipocresía que les corroe las entrañas y se empiezan a ver como los enanos de conciencia que son. La democracia tan cacareada, empieza a ver sus últimos días, se derrumba.

¿Qué sistema de gobierno va a ser el que utilizaremos cuando la democracia caiga? No lo sé, sólo sé, que la humanidad ya ha explorado y vivido todos los sistemas de gobierno y todos han estado basados en el poder de unos cuantos sobre los muchísimos que somos. ¿Necesitamos la gente que alguien nos gobierne? ¿O solo nos hicieron creer que éramos malos y que debíamos ser controlados por otros con el eterno pretexto de nuestra seguridad? ¿Cuándo se preocuparon por nuestra seguridad? En realidad, siempre ha sido por la seguridad de unos pocos y enviaron siempre al pueblo a pelear sus guerras.

Rebasaron el límite en el 2020 cuando engañaron a la mayoría con una enfermedad a la que le cambiaron el nombre y llenaron de miedo a la población para realizar su última manipulación, impusieron su solución y a la fecha, esta solución ha dañado a muchas personas y se llevará a muchas más personas que la enfermedad que pusieron de moda. Ellos son la pandemia que ha asolado a la humanidad por miles de años.

A diario sale y sale cada vez más información de las sustancias nocivas para la salud que agregaron intencionalmente en medicinas, alimentos y otros productos de uso diario. Cada día se descubre la complicidad de médicos en tratamientos que no curan pero que son muy lucrativos, la complicidad de agencias policiales y de seguridad con grupos del crimen organizado, claro, porque responden a ciertos intereses privados y de gobierno. Hemos estado viviendo engañados por lobos con piel de oveja y de esto no se escapa ninguna institución de la sociedad… Ninguna. Incluso en mayor o menor medida, conscientes o no, también hemos sido cómplices de ellos, por comodidad, por conveniencia o porque “no hay de otra”.

Tomar consciencia de todo esto, es un despertar. Dejar de creer en estos espejismos, es un despertar. Entender que no somos lo que nos dijeron que somos, es un despertar. Para muchos, ahora, los conspiranoicos ya no suenan tan descabellados, empiezan a sonar coherentes y eso, también es un despertar. La mayoría está despertando por departamentos, es decir, empiezan a ver la realidad, por ejemplo, en la medicina, mientras siguen creyendo que la religión, la política, la economía, la ciencia, etc. son de verdad. O habrá quienes se estén dando cuenta que dos de estos “departamentos” son falsos y creerán en el resto y así en adelante. Pero no falta mucho para que corroboren el porqué de ese concepto que te dicen cuando empiezas a aprender de espiritualidad y que reza: “Tendrás que desaprender TODO lo que has aprendido y volver a aprender”.

Todo lo que está sucediendo y está por suceder en este plano, tiene que ver con tú espiritualidad y, de hecho, no son temas humanos lo que estamos viviendo, son temas espirituales, lo que me lleva a otra frase de la espiritualidad:

“No somos seres humanos que pasamos por una experiencia espiritual, somos seres espirituales que pasamos por una experiencia humana”.