/ lunes 30 de marzo de 2020

CONTRASENTIDO

Las clases en línea


Las medidas para intentar allanar la curva de contagio del Covid-19 incluyeron establecer programas de educación en línea, durante las dos semanas previas al receso de primavera, con el objetivo de reducir la movilidad y tránsito de personas durante casi un mes. No es un secreto que nuestro sistema educativo moviliza a millones de mexicanos diariamente para poder cumplir los objetivos de aprendizaje. Entre alumnos, maestros, directivos, administrativos, comerciantes y padres de familia dan vida a la cotidianeidad, así que pareciera ser una medida correcta por considerar las actividades académicas como no esenciales desde un punto de visto económico.

La educación en línea se ha fortalecido con el avance de la tecnología. Cada día es más común hablar de programas educativos de calidad en línea gracias a los grandes avances tecnológicos. Ahora disponemos de conexiones de Internet cada vez más eficientes y rápidas, además a nivel de plataformas educativas tenemos una gran variedad que incluye miles de aplicaciones para hacer de la educación en línea un ambiente de aprendizaje igual o más eficiente que uno presencial.

Sin embargo, debemos reconocer que nuestro amado México es profundamente diferente. Así como tenemos acceso en ciudades a tecnología de vanguardia, también tenemos comunidades que no tienen acceso a conectividad alguna. Incluso, dentro de las mismas ciudades existen entremezclados miles de mexicanos sin acceso a los recursos tecnológicos. Así que tenemos una brecha digital lo suficientemente amplia como para hablar de que la exclusión social es una realidad.

Entonces, pretender implementar un sistema educativo en línea para responder a la contingencia sanitaria no es una solución ortodoxa. En cuestiones de tecnología la brecha digital impide el que se puedan cumplir los objetivos de aprendizaje de manera armónica en todo el alumnado. Dentro de las dificultades del trabajo en línea que se presentan existe que la planeación educativa del docente, en muchos casos, no es tan flexible como para adecuarla al trabajo en línea. Además, hacerlo apresuradamente, sin capacitación para docentes y alumnos, sin plataformas uniformes, sin personal o tutores en línea y con un largo etc., solo nos llevará a una amarga experiencia que va a terminar estigmatizando más a la educación en línea.

Sin lugar a duda que la solución nos puede traer más problemas que la enfermedad. Es evidente que en muchos casos se está generando estrés en los alumnos y docentes, por la gran incertidumbre que genera la educación en línea. No podemos pasar por alto que la escuela representa una fuga socioemocional para muchos alumnos que viven en contextos adversos y para otra gran cantidad de infantes representaba un alimento nutritivo garantizado. Y se supone que en estos días de cuarentena es cuando más tranquilo debe estar una persona para tener mejores niveles de defensas.

La situación que vivimos es altamente compleja y emocionalmente muy cargada. Evidentemente, sería muy irresponsable tener a los alumnos en clase, pero sí se pudo haber decretado un receso ampliado o alguna otra medida más favorecedora emocionalmente para padres de familia y alumnos, sobre todo, de niveles educación básica. El tiempo de aprendizaje se recupera, pero la salud emocional de un niño no es tan fácil de reconstruirse. Decisión tomada, así que solo nos queda tratar de hacer conciencia y tomar las cosas con responsabilidad.

@GildardoLinarez

glinarez@hotmail.com

Las clases en línea


Las medidas para intentar allanar la curva de contagio del Covid-19 incluyeron establecer programas de educación en línea, durante las dos semanas previas al receso de primavera, con el objetivo de reducir la movilidad y tránsito de personas durante casi un mes. No es un secreto que nuestro sistema educativo moviliza a millones de mexicanos diariamente para poder cumplir los objetivos de aprendizaje. Entre alumnos, maestros, directivos, administrativos, comerciantes y padres de familia dan vida a la cotidianeidad, así que pareciera ser una medida correcta por considerar las actividades académicas como no esenciales desde un punto de visto económico.

La educación en línea se ha fortalecido con el avance de la tecnología. Cada día es más común hablar de programas educativos de calidad en línea gracias a los grandes avances tecnológicos. Ahora disponemos de conexiones de Internet cada vez más eficientes y rápidas, además a nivel de plataformas educativas tenemos una gran variedad que incluye miles de aplicaciones para hacer de la educación en línea un ambiente de aprendizaje igual o más eficiente que uno presencial.

Sin embargo, debemos reconocer que nuestro amado México es profundamente diferente. Así como tenemos acceso en ciudades a tecnología de vanguardia, también tenemos comunidades que no tienen acceso a conectividad alguna. Incluso, dentro de las mismas ciudades existen entremezclados miles de mexicanos sin acceso a los recursos tecnológicos. Así que tenemos una brecha digital lo suficientemente amplia como para hablar de que la exclusión social es una realidad.

Entonces, pretender implementar un sistema educativo en línea para responder a la contingencia sanitaria no es una solución ortodoxa. En cuestiones de tecnología la brecha digital impide el que se puedan cumplir los objetivos de aprendizaje de manera armónica en todo el alumnado. Dentro de las dificultades del trabajo en línea que se presentan existe que la planeación educativa del docente, en muchos casos, no es tan flexible como para adecuarla al trabajo en línea. Además, hacerlo apresuradamente, sin capacitación para docentes y alumnos, sin plataformas uniformes, sin personal o tutores en línea y con un largo etc., solo nos llevará a una amarga experiencia que va a terminar estigmatizando más a la educación en línea.

Sin lugar a duda que la solución nos puede traer más problemas que la enfermedad. Es evidente que en muchos casos se está generando estrés en los alumnos y docentes, por la gran incertidumbre que genera la educación en línea. No podemos pasar por alto que la escuela representa una fuga socioemocional para muchos alumnos que viven en contextos adversos y para otra gran cantidad de infantes representaba un alimento nutritivo garantizado. Y se supone que en estos días de cuarentena es cuando más tranquilo debe estar una persona para tener mejores niveles de defensas.

La situación que vivimos es altamente compleja y emocionalmente muy cargada. Evidentemente, sería muy irresponsable tener a los alumnos en clase, pero sí se pudo haber decretado un receso ampliado o alguna otra medida más favorecedora emocionalmente para padres de familia y alumnos, sobre todo, de niveles educación básica. El tiempo de aprendizaje se recupera, pero la salud emocional de un niño no es tan fácil de reconstruirse. Decisión tomada, así que solo nos queda tratar de hacer conciencia y tomar las cosas con responsabilidad.

@GildardoLinarez

glinarez@hotmail.com