/ jueves 20 de febrero de 2020

Palco de oro | Lo que hay atrás de la pantalla

Se dice en muchas ocasiones cuando se conoce que existe un hecho grave y se imagina uno como sucedido, quienes participan en diferentes formas, los que se ven primero y los que se considera hay atrás, que pueden ser los que ordenan, los que pagan, los que idean, los que planean, los que compran al gobierno, etc., etc., a ello se nos hace fácil decir, “lo que hay atrás de la pantalla”.

En el caso reciente donde matan a la niña de 7 años de nombre Fátima, separado de ese horrendo crimen donde merecen que los quemen vivos a los que cometieron tal acción, veamos lo que hay atrás de la pantalla. Me hace preguntar las reglas que tienen o no en las escuelas para recibir y entregar los niños. En el caso de la niña que se llevaron y luego asesinaron, la primera pregunta sobre sus padres si fueron o no a recogerla, en su caso, qué les pasó que no llegaron a tiempo, dónde se quedan los niños cuando los padres llegan tarde, qué documentos como reglas existen para autorizar o negar que un niño sea entregado a personas distintas de los padres. Quién de los maestros o personal de la escuela entregó a la niña y la mujer que la recibió ¿se identificó con algo?, en su caso, debe de quedar una constancia, pues las criaturas son seres humanos, no objetos.

Después, es de examinar la figura de la mujer que sacó la niña de la escuela y luego se la llevó, separado de la clase de bicho que es dicha secuestradora. Al caso me refiero a las cámaras mal llamadas de seguridad, pues se supone que son de vigilancia de las calles de la ciudad. Tomando en cuenta las imágenes que aparecen en los diferentes canales de televisión, las malditas cámaras no reflejan con claridad las figuras de las personas lo cual hace muy difícil detectar con claridad a los delincuentes para poderlos definir y boletinar o en su caso detener sin duda alguna.

Tomando en cuenta este último asesinato de la niña Fátima, según la clase de imágenes de las cámaras, eso me lleva a señalar la existencia de otro acto de corrupción por quienes compraron esas cámaras ineficientes, pues una cosa es un sistema dentro de una empresa o casa y otro equipo debe ser el de cubrir el área de una calle y su distancia de captación nítida o clara, pero viva México, los que compraron esas cámaras donde se gastaron algunos miles de millones de pesos, deben responder por la calidad del equipo adquirido y de paso, analizar el contrato sobre la capacidad de cobertura y por qué no, llamar a cuentas a quien las vendió, sin duda esto empezará a frenar la corrupción de los gobernantes en comprar insumos para servicios públicos, chafas, con el solo propósito de echarse un billete a la bolsa, en mi punto de vista lo anterior tiene el efecto de que, los delincuentes saben que no pueden ser identificados, por lo tanto jamás recibirá el castigo que merecen, esto como parte también de los miles de actos y acciones plagadas de corrupción que se padece.

Después sigue la denuncia que se dice que hizo la madre de Fátima ante el agente del Ministerio Público o fiscal, quien le dijo que habría que esperar 72 horas para actuar y no le tomó la denuncia.

Es de mencionar también lo rebasado que se encuentra a nivel nacional el sistema administrativo de la supuesta procuración de justicia a cargo de los agentes del Ministerio Público hoy llamados fiscales.

El sistema actual está tan desordenado que no se sabe por dónde empezar a señalar las fallas e ineficacia de esta institución. En la esfera federal, se empieza a dar signos de atención a la institución que nunca se daban, pero en los Estados, no se conoce alguno que lleve a cabo acciones de atender esa organización para mejorarla, donde el personal, instalaciones y reglas acordes a lo que demanda la sociedad, deben de adecuarse, pues se sigue actuando de costumbre y con métodos arcaicos de muchos años lo que conlleva a demostrar que está totalmente rebasado ese método de procurar justicia, razón de la ignorancia y menosprecio de los que han acudido ahí y no reciben el supuesto apoyo y actuación para subsanar los perjuicios y delitos de que se es pasto de maleantes.

Se dice en muchas ocasiones cuando se conoce que existe un hecho grave y se imagina uno como sucedido, quienes participan en diferentes formas, los que se ven primero y los que se considera hay atrás, que pueden ser los que ordenan, los que pagan, los que idean, los que planean, los que compran al gobierno, etc., etc., a ello se nos hace fácil decir, “lo que hay atrás de la pantalla”.

En el caso reciente donde matan a la niña de 7 años de nombre Fátima, separado de ese horrendo crimen donde merecen que los quemen vivos a los que cometieron tal acción, veamos lo que hay atrás de la pantalla. Me hace preguntar las reglas que tienen o no en las escuelas para recibir y entregar los niños. En el caso de la niña que se llevaron y luego asesinaron, la primera pregunta sobre sus padres si fueron o no a recogerla, en su caso, qué les pasó que no llegaron a tiempo, dónde se quedan los niños cuando los padres llegan tarde, qué documentos como reglas existen para autorizar o negar que un niño sea entregado a personas distintas de los padres. Quién de los maestros o personal de la escuela entregó a la niña y la mujer que la recibió ¿se identificó con algo?, en su caso, debe de quedar una constancia, pues las criaturas son seres humanos, no objetos.

Después, es de examinar la figura de la mujer que sacó la niña de la escuela y luego se la llevó, separado de la clase de bicho que es dicha secuestradora. Al caso me refiero a las cámaras mal llamadas de seguridad, pues se supone que son de vigilancia de las calles de la ciudad. Tomando en cuenta las imágenes que aparecen en los diferentes canales de televisión, las malditas cámaras no reflejan con claridad las figuras de las personas lo cual hace muy difícil detectar con claridad a los delincuentes para poderlos definir y boletinar o en su caso detener sin duda alguna.

Tomando en cuenta este último asesinato de la niña Fátima, según la clase de imágenes de las cámaras, eso me lleva a señalar la existencia de otro acto de corrupción por quienes compraron esas cámaras ineficientes, pues una cosa es un sistema dentro de una empresa o casa y otro equipo debe ser el de cubrir el área de una calle y su distancia de captación nítida o clara, pero viva México, los que compraron esas cámaras donde se gastaron algunos miles de millones de pesos, deben responder por la calidad del equipo adquirido y de paso, analizar el contrato sobre la capacidad de cobertura y por qué no, llamar a cuentas a quien las vendió, sin duda esto empezará a frenar la corrupción de los gobernantes en comprar insumos para servicios públicos, chafas, con el solo propósito de echarse un billete a la bolsa, en mi punto de vista lo anterior tiene el efecto de que, los delincuentes saben que no pueden ser identificados, por lo tanto jamás recibirá el castigo que merecen, esto como parte también de los miles de actos y acciones plagadas de corrupción que se padece.

Después sigue la denuncia que se dice que hizo la madre de Fátima ante el agente del Ministerio Público o fiscal, quien le dijo que habría que esperar 72 horas para actuar y no le tomó la denuncia.

Es de mencionar también lo rebasado que se encuentra a nivel nacional el sistema administrativo de la supuesta procuración de justicia a cargo de los agentes del Ministerio Público hoy llamados fiscales.

El sistema actual está tan desordenado que no se sabe por dónde empezar a señalar las fallas e ineficacia de esta institución. En la esfera federal, se empieza a dar signos de atención a la institución que nunca se daban, pero en los Estados, no se conoce alguno que lleve a cabo acciones de atender esa organización para mejorarla, donde el personal, instalaciones y reglas acordes a lo que demanda la sociedad, deben de adecuarse, pues se sigue actuando de costumbre y con métodos arcaicos de muchos años lo que conlleva a demostrar que está totalmente rebasado ese método de procurar justicia, razón de la ignorancia y menosprecio de los que han acudido ahí y no reciben el supuesto apoyo y actuación para subsanar los perjuicios y delitos de que se es pasto de maleantes.