/ martes 21 de noviembre de 2023

La otra cara de la economía mexicana

Es cierto que han sido años de inversión extranjera directa en grandes proporciones, de igual manera el desarrollo de infraestructura en áreas estratégicas por parte del estado hace que la economía mexicana se fortalezca como nunca, pero qué pasa con la otra cara, esa de la que se habla poco o nada.

Un país en donde la clase obrera por décadas, así como las pequeñas empresas han sido el sostén fiscal, de igual forma lo recaudado por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) o el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) han dotado de recursos al estado.

¿Cuánto se dejaría de recaudar si los mexicanos bajaran la ingesta de comida chatarra y cerveza? Sin duda una gran cantidad, y es que lo que pocos te dicen es lo dependiente que se ha hecho el área fiscal del gobierno mexicano de que sus ciudadanos consuman productos que laceran su salud.

En fin, a pesar de que por décadas la recaudación fiscal se ha petrolizado y dependido de la ingesta de comida chatarra por los mexicanos en gran medida, de los pequeños negocios, así como del IVA, existe otra cosa que no se aborda mucho, pues sería vergonzoso y a la vez un fracaso por parte del estado mexicano incluso mencionarlo. La relevancia económica que representa el dinero del narcotráfico respecto a inversión, desarrollo y recaudación es inimaginable, el dinero ilegal salpicado por la sangre termina de una forma u otra convirtiéndose en plazas, locales, hoteles e incluso casas, lavado de una forma u otra, desafortunadamente podría ser una de las principales actividades económicas de la nación.

Siempre se ha hablado mucho de la inversión extranjera directa o inversión privada, pero poco de la inversión del crimen organizado, así como de la inyección de capital y su relevancia en el consumo del mercado interno, que guste o no estimula la economía mexicana.

Aquí es donde debe entrar el cuestionamiento de ¿por qué el estado solo ataca de manera superficial al crimen organizado, acaso de hacerlo de manera directa en el ámbito económico y de bienes podría estarse disparando en el pie económicamente? ¿Hasta dónde depende de la inversión económica del crimen organizado y la indudable presunta estimulación a su economía por parte de ellos? Respuestas que dejarían más interrogantes aún, pues, aunque capturen líderes y decomisen armas, al parecer siguen siendo parte de una simulación más, pues el aspecto económico, las finanzas de ellos no son lacerados por ningún motivo.

Es cierto que han sido años de inversión extranjera directa en grandes proporciones, de igual manera el desarrollo de infraestructura en áreas estratégicas por parte del estado hace que la economía mexicana se fortalezca como nunca, pero qué pasa con la otra cara, esa de la que se habla poco o nada.

Un país en donde la clase obrera por décadas, así como las pequeñas empresas han sido el sostén fiscal, de igual forma lo recaudado por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) o el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) han dotado de recursos al estado.

¿Cuánto se dejaría de recaudar si los mexicanos bajaran la ingesta de comida chatarra y cerveza? Sin duda una gran cantidad, y es que lo que pocos te dicen es lo dependiente que se ha hecho el área fiscal del gobierno mexicano de que sus ciudadanos consuman productos que laceran su salud.

En fin, a pesar de que por décadas la recaudación fiscal se ha petrolizado y dependido de la ingesta de comida chatarra por los mexicanos en gran medida, de los pequeños negocios, así como del IVA, existe otra cosa que no se aborda mucho, pues sería vergonzoso y a la vez un fracaso por parte del estado mexicano incluso mencionarlo. La relevancia económica que representa el dinero del narcotráfico respecto a inversión, desarrollo y recaudación es inimaginable, el dinero ilegal salpicado por la sangre termina de una forma u otra convirtiéndose en plazas, locales, hoteles e incluso casas, lavado de una forma u otra, desafortunadamente podría ser una de las principales actividades económicas de la nación.

Siempre se ha hablado mucho de la inversión extranjera directa o inversión privada, pero poco de la inversión del crimen organizado, así como de la inyección de capital y su relevancia en el consumo del mercado interno, que guste o no estimula la economía mexicana.

Aquí es donde debe entrar el cuestionamiento de ¿por qué el estado solo ataca de manera superficial al crimen organizado, acaso de hacerlo de manera directa en el ámbito económico y de bienes podría estarse disparando en el pie económicamente? ¿Hasta dónde depende de la inversión económica del crimen organizado y la indudable presunta estimulación a su economía por parte de ellos? Respuestas que dejarían más interrogantes aún, pues, aunque capturen líderes y decomisen armas, al parecer siguen siendo parte de una simulación más, pues el aspecto económico, las finanzas de ellos no son lacerados por ningún motivo.