/ domingo 29 de agosto de 2021

El dolor frente a la pérdida de un ser querido

La muerte es la última etapa de nuestra vida terrenal, es un acto igualitario, universal y también inevitable, sin importar condición social, religión, el final es parte de nuestra vida. El duelo es una de las experiencias de la vida que más marca a los seres humanos y sin embargo es un tema tabú que debe ser hablado y meditado, como decía la psicóloga Marie Langer: “Cuando expresamos lo que tememos, deja de ser peligroso”.

Todos vivimos pequeñas muertes a lo largo de nuestra vida, para algunos morir no sólo lo refieren a las pérdidas humanas, sino al desprendimiento de los afectos que sentimos por amigos, amores e inclusive objetos materiales que puedan representar un gran valor sentimental.

Tres acciones y actitudes que debemos tener cuando alguien cercano está a punto de morir.

PRIMERO: Otorgar tiempo de calidad a la persona, desde la ternura y misericordia y cuando la medicina no puede hacer nada más, es ahí donde los familiares transmiten su amor a través los cuidados, así como el nacimiento es un acto milagroso y bello, que se gesta desde el amor y la aceptación, así es el final de nuestra vida sintiéndonos acompañados del amor y la ternura por los seres que nos han amado.

SEGUNDO: La comunicación entre la familia es un acto de solidaridad para el enfermo, no debemos transmitirle angustia, ni malestar, ni descontrol, sino calma y tranquilidad, evitar discusiones frente al enfermo que agoniza, ya que muchas veces pensamos que no escucha o que está ausente de los que gira a su alrededor, pero hay que recordar que hasta él bebe en el vientre materno se conecta con las emociones de mama y el entorno, el alma solo descansa en la paz.

TERCERO: Nuestra vida se compone de rituales, como el período de gestación es un ritual de formación dentro del vientre materno, nuestra niñez y su aprendizaje, la juventud y la madurez con sus enseñanzas, lo mismo es la vejez con el proceso de la muerte. El dolor por la pérdida de alguien no es una enfermedad ni un problema que hay que solucionar, la muerte no es para lamentar, sino para reflexionar, pues con la muerte debemos pensar en la vida.

Nuestro Señor Jesucristo dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Esta es nuestra esperanza que nos debe mover y recuerda que cuando caminas lastimado por el sendero, Jesucristo dijo: Yo soy el buen pastor que lleva sobre sus hombros a la oveja herida, la muerte es un momento de tiniebla y oscuridad, pero si volteamos a Jesucristo, quien dijo: Yo soy la Luz del mundo, sabremos que al final del camino nos encontraremos en esa claridad donde resplandece la Gloria de Dios.

Con el más sincero respeto para los que en este momento han perdido un ser querido y atraviesan esos caminos oscuros donde se debaten la tristeza y la alegría, que Dios fortalezca y reconstruya el alma.