/ sábado 30 de marzo de 2024

La pascua

La Pascua de Jesucristo no solo es el paso de la muerte a la vida, sino abrir las puertas que nos cierran el paso a la vida misma, volver a soñar con un mundo mejor, volver a disfrutar lo sencillo y bello de la creación, saber que la alegría es la expresión más sublime de un corazón que está lleno de paz y felicidad, volver a creer en amarse uno al otro como Dios nos amó. La Pascua Comienza con una nueva actitud, positiva, propositiva y creativa.

Aterrados por la ejecución de Jesús, los discípulos se refugian en una casa conocida, en sus corazones hay un vacío que nadie puede llenar, pues Jesús no está más con ellos, no escucharan sus palabras sus consejos, se perdió el horizonte que les mostraba hacia dónde ir. Ahora la única manera de sentirse seguros es cerrando las puertas.

En medio del caos y la incertidumbre aparece Jesús resucitado, de nuevo en el centro de la comunidad, liberándolos del miedo y abriendo las puertas para poner en marcha la evangelización, sin reproche ni culpas por haberlo abandonado, solo paz y alegría y todo comienza de nuevo, como en el principio de la creación se hizo la luz para habitar perpetuamente entre nosotros. Hoy más que nunca necesitamos experimentar en nuestras vidas un nuevo inicio a partir de la presencia viva de Jesús en medio de Nosotros, pues solo él puede ocupar el centro de la iglesia, solo él nos puede impulsar y llevar a una vida en comunión fraterna, solo él puede renovar nuestros corazones, Solo Cristo nos libera del miedo de la tristeza que inunda nuestra sociedad por una estructura basada en el poder y la muerte, entre la economía y la cultura del descarte.

La resurrección de Cristo es un camino a la Esperanza, que debe abrir no solo el corazón del hombre sino el pensamiento, una nueva actitud ante la vida y las relaciones humanas. Los principales símbolos utilizados en la vigilia pascual son el fuego y el agua; del fuego surgen dos cualidades sin las cuales no hubiera podido surgir la vida que conocemos: la luz y el calor. Por otro lado el agua posee una característica que la hace única, es el elemento indispensable para formar un ser vivo, el 80 % de cualquier ser vivo, incluido el hombre, es el agua. La vida que nos debe interesar esta noche no es la física, ni la psíquica, sino la espiritual y trascendente. Se trata de la misma vida de Dios que es definitiva y eterna.

Volvamos a la luz de Jesús, sintamos el calor de su amor que no nos abandona, y recordemos siempre que somos sus hijos amados del bautismo que nos hizo renacer a un sentido trascendente y espiritual con un anhelo ferviente de vita eterna.

La Pascua de Jesucristo no solo es el paso de la muerte a la vida, sino abrir las puertas que nos cierran el paso a la vida misma, volver a soñar con un mundo mejor, volver a disfrutar lo sencillo y bello de la creación, saber que la alegría es la expresión más sublime de un corazón que está lleno de paz y felicidad, volver a creer en amarse uno al otro como Dios nos amó. La Pascua Comienza con una nueva actitud, positiva, propositiva y creativa.

Aterrados por la ejecución de Jesús, los discípulos se refugian en una casa conocida, en sus corazones hay un vacío que nadie puede llenar, pues Jesús no está más con ellos, no escucharan sus palabras sus consejos, se perdió el horizonte que les mostraba hacia dónde ir. Ahora la única manera de sentirse seguros es cerrando las puertas.

En medio del caos y la incertidumbre aparece Jesús resucitado, de nuevo en el centro de la comunidad, liberándolos del miedo y abriendo las puertas para poner en marcha la evangelización, sin reproche ni culpas por haberlo abandonado, solo paz y alegría y todo comienza de nuevo, como en el principio de la creación se hizo la luz para habitar perpetuamente entre nosotros. Hoy más que nunca necesitamos experimentar en nuestras vidas un nuevo inicio a partir de la presencia viva de Jesús en medio de Nosotros, pues solo él puede ocupar el centro de la iglesia, solo él nos puede impulsar y llevar a una vida en comunión fraterna, solo él puede renovar nuestros corazones, Solo Cristo nos libera del miedo de la tristeza que inunda nuestra sociedad por una estructura basada en el poder y la muerte, entre la economía y la cultura del descarte.

La resurrección de Cristo es un camino a la Esperanza, que debe abrir no solo el corazón del hombre sino el pensamiento, una nueva actitud ante la vida y las relaciones humanas. Los principales símbolos utilizados en la vigilia pascual son el fuego y el agua; del fuego surgen dos cualidades sin las cuales no hubiera podido surgir la vida que conocemos: la luz y el calor. Por otro lado el agua posee una característica que la hace única, es el elemento indispensable para formar un ser vivo, el 80 % de cualquier ser vivo, incluido el hombre, es el agua. La vida que nos debe interesar esta noche no es la física, ni la psíquica, sino la espiritual y trascendente. Se trata de la misma vida de Dios que es definitiva y eterna.

Volvamos a la luz de Jesús, sintamos el calor de su amor que no nos abandona, y recordemos siempre que somos sus hijos amados del bautismo que nos hizo renacer a un sentido trascendente y espiritual con un anhelo ferviente de vita eterna.