/ domingo 21 de abril de 2024

UNA SOCIEDAD DE PASTORES O MERCENARIOS

Una sociedad que camina hacia la anarquía y no me refiero al sistema de gobierno, sino más al fondo al origen donde inicia la sociedad, la comunidad, me refiero a la familia. ¿Qué es lo que está pasando? Porque tantas situaciones de crisis a lo interno de las familias y los matrimonios, violencia intrafamiliar, infidelidad, todo tipo de codependencias, violencia llamada bullying en las escuelas desde la primaria, los jóvenes arrastrados por una cultura de violencia desde la música, el cine y los contenidos nocivos de las redes sociales.

No queremos ser tratados como ovejas de un rebaño, no queremos a nadie que gobierne ni controle nuestra vida, estamos viviendo un problema enorme de autoridad, obediencia, docilidad bajo el principio de libertad, autonomía, derechos y garantías individuales. Cada vez es más frecuente escuchar padres de familia que con un lamento o reproche desalentado exclaman ¡no sé qué hacer con mi hijo!

Hoy cuarto domingo de pascua la iglesia reflexiona sobre el buen pastor que se preocupa por las ovejas y como primer rasgo le dice a los discípulos que el pastor no abandona a las ovejas y vive al pendiente de ellas, atento a las más débiles y enfermas. Qué pasa cuando un pastor abandona a sus ovejas y las deja a merced de tantos depredadores carroñeros como el lobo, que pasa cuando un hombre abandona sin reconocer al hijo que irresponsablemente procreo, o cuando abandona a sus hijos en pro de una libertad sin responsabilidad.

Un segundo rasgo es que el pastor da la vida por sus ovejas y no huye ante cualquier peligro sino que da su vida por salvar al rebaño. Pero qué pasa cuando la pastora o mama desea sacrificar o asesinar a sus propias ovejas en pro de una libertad sin responsabilidad.

Una sociedad de mercenarios, donde cada vez pretendemos hacer todo por dinero o por algún interés mezquino y personal, eso es lo que Jesucristo pretendía evitar en los apóstoles que se volvieran asalariados. Pero qué pasa cuando nuestros representantes que gobiernan o los que desempeñan un cargo o servicio público se vuelven mezquinos, miserables, sanguijuelas buenos para nada y malos para todo. Pareciera que no hay servidores públicos sino quienes se sirven del público que representan. Cito el texto del libro de Esdras 5,18 “No nos abandones como pastor a su rebaño en poder de lobos dañinos” el mercenario actúa por dinero y las ovejas le tienen sin cuidado, la figura del lobo esta en paralelo con la del ladrón y bandido que arrebata y dispersa.

“El Señor es mi pastor, nada me falta y en verdes prados me hace reposar y aunque camine por veredas oscuras, nada temo porque tú vas conmigo, tu vara y tu cayado de dan seguridad… tu bondad y misericordia me acompañaran todos los días de mi vida”. SALMO 22

No culpemos a las ovejas, no culpemos a los hijos que han caído en la droga, que se volvieron ladrones por comprar un gramo de muerte, que se convirtieron en sicarios por tener como ideal o admirar a Caín. Son los pastores quienes deben ser juzgados sea el padre irresponsable o el gobierno miserable que lo permitió.

Una sociedad que camina hacia la anarquía y no me refiero al sistema de gobierno, sino más al fondo al origen donde inicia la sociedad, la comunidad, me refiero a la familia. ¿Qué es lo que está pasando? Porque tantas situaciones de crisis a lo interno de las familias y los matrimonios, violencia intrafamiliar, infidelidad, todo tipo de codependencias, violencia llamada bullying en las escuelas desde la primaria, los jóvenes arrastrados por una cultura de violencia desde la música, el cine y los contenidos nocivos de las redes sociales.

No queremos ser tratados como ovejas de un rebaño, no queremos a nadie que gobierne ni controle nuestra vida, estamos viviendo un problema enorme de autoridad, obediencia, docilidad bajo el principio de libertad, autonomía, derechos y garantías individuales. Cada vez es más frecuente escuchar padres de familia que con un lamento o reproche desalentado exclaman ¡no sé qué hacer con mi hijo!

Hoy cuarto domingo de pascua la iglesia reflexiona sobre el buen pastor que se preocupa por las ovejas y como primer rasgo le dice a los discípulos que el pastor no abandona a las ovejas y vive al pendiente de ellas, atento a las más débiles y enfermas. Qué pasa cuando un pastor abandona a sus ovejas y las deja a merced de tantos depredadores carroñeros como el lobo, que pasa cuando un hombre abandona sin reconocer al hijo que irresponsablemente procreo, o cuando abandona a sus hijos en pro de una libertad sin responsabilidad.

Un segundo rasgo es que el pastor da la vida por sus ovejas y no huye ante cualquier peligro sino que da su vida por salvar al rebaño. Pero qué pasa cuando la pastora o mama desea sacrificar o asesinar a sus propias ovejas en pro de una libertad sin responsabilidad.

Una sociedad de mercenarios, donde cada vez pretendemos hacer todo por dinero o por algún interés mezquino y personal, eso es lo que Jesucristo pretendía evitar en los apóstoles que se volvieran asalariados. Pero qué pasa cuando nuestros representantes que gobiernan o los que desempeñan un cargo o servicio público se vuelven mezquinos, miserables, sanguijuelas buenos para nada y malos para todo. Pareciera que no hay servidores públicos sino quienes se sirven del público que representan. Cito el texto del libro de Esdras 5,18 “No nos abandones como pastor a su rebaño en poder de lobos dañinos” el mercenario actúa por dinero y las ovejas le tienen sin cuidado, la figura del lobo esta en paralelo con la del ladrón y bandido que arrebata y dispersa.

“El Señor es mi pastor, nada me falta y en verdes prados me hace reposar y aunque camine por veredas oscuras, nada temo porque tú vas conmigo, tu vara y tu cayado de dan seguridad… tu bondad y misericordia me acompañaran todos los días de mi vida”. SALMO 22

No culpemos a las ovejas, no culpemos a los hijos que han caído en la droga, que se volvieron ladrones por comprar un gramo de muerte, que se convirtieron en sicarios por tener como ideal o admirar a Caín. Son los pastores quienes deben ser juzgados sea el padre irresponsable o el gobierno miserable que lo permitió.