/ sábado 20 de marzo de 2021

Entre balas y comicios

La creciente ola de violencia en San Luis Río Colorado da para pensar y es que tarde o temprano llegarían las consecuencias de una guerra frontal al parecer fallida en contra del narcotráfico, pues ésta no hizo más que convertir al país en una fosa común, un cementerio en el que madres buscan desesperadas los restos óseos de algún hijo perdido.

La estrategia en seguridad de sexenios pasados fracasó, en lugares como Michoacán continúa una guerra frontal contra el narcotráfico que el finado doctor Mireles inició hace algunos años, guerra que parece no tener fin.

Michoacán, Tamaulipas, Guerrero, Veracruz, Estado de México, Jalisco y Guanajuato son solo algunos estados en donde el crimen organizado ha tenido enfrentamientos contra las Fuerzas Castrenses Mexicanas dignos de una película de acción.

Poco a poco los sonorenses fueron viendo con admiración esos estados en donde parecía no existía estrategia de seguridad alguna. De pronto, pareciera que policías municipales y estatales estaban atados de manos, al simple merced y capricho de los delincuentes, quienes con el presunto compadrazgo y corrupción de las altas esferas de seguridad se manejan impunemente por los territorios conquistados.

Los enfrentamientos en San Luis son señales innegables de que la violencia generada por aquella guerra frontal declarada en el calderonismo al narcotráfico al fin alcanzó a la ciudad, pero tiene rato imperando en el estado.

De más está decir que dichos enfrentamientos en la ciudad resultan algo insólito y casi imposible de creer. Siempre es bueno agradecer a las corporaciones de seguridad, porque aún entre tanta podredumbre en las distintas corporaciones y “polaca” mexicana, ellos se la rifan todos los días, arriesgan su vida y la seguridad de sus familias por proteger a los ciudadanos y aunque algunos dirán que es su trabajo, no hay trabajo más noble que quien antepone su seguridad por la de los demás.

Se acercan los comicios y todos traen la varita mágica para resolver el creciente problema de inseguridad. Intentará dirigir al estado un exsecretario de Seguridad que en dos años no presentó una estrategia sólida para combatir el problema que ahora sí intentará resolver al menos en Sonora. También este otro pintoresco personaje alguien que solo levantó la manita en San Lázaro para aprobar y apoyar todas las reformas peñistas, entre ellas una que culminó en el infame gasolinazo.

Por un lado, un hombre con un gris desempeño como secretario de Seguridad, por otro alguien que planea hacer algo más que solo levantar la mano en San Lázaro para votar reformas.

La solución radica en morar la educación cívica y aumentar la participación ciudadana, incentivarla, con ello, más tarde que temprano, pero de igual forma sucederá, México se estará encaminando a una profesionalización real en la función pública, donde perdure la ética y vocación de servicio.

Será el ciudadano quien tome el destino en sus manos y eduque a las generaciones presentes y venideras en civismo, para eliminar así la incompetencia en la función pública, solamente así México será una república de solucionadores y no de creadores de problemas que solo buscan enriquecerse a costa del erario.


La creciente ola de violencia en San Luis Río Colorado da para pensar y es que tarde o temprano llegarían las consecuencias de una guerra frontal al parecer fallida en contra del narcotráfico, pues ésta no hizo más que convertir al país en una fosa común, un cementerio en el que madres buscan desesperadas los restos óseos de algún hijo perdido.

La estrategia en seguridad de sexenios pasados fracasó, en lugares como Michoacán continúa una guerra frontal contra el narcotráfico que el finado doctor Mireles inició hace algunos años, guerra que parece no tener fin.

Michoacán, Tamaulipas, Guerrero, Veracruz, Estado de México, Jalisco y Guanajuato son solo algunos estados en donde el crimen organizado ha tenido enfrentamientos contra las Fuerzas Castrenses Mexicanas dignos de una película de acción.

Poco a poco los sonorenses fueron viendo con admiración esos estados en donde parecía no existía estrategia de seguridad alguna. De pronto, pareciera que policías municipales y estatales estaban atados de manos, al simple merced y capricho de los delincuentes, quienes con el presunto compadrazgo y corrupción de las altas esferas de seguridad se manejan impunemente por los territorios conquistados.

Los enfrentamientos en San Luis son señales innegables de que la violencia generada por aquella guerra frontal declarada en el calderonismo al narcotráfico al fin alcanzó a la ciudad, pero tiene rato imperando en el estado.

De más está decir que dichos enfrentamientos en la ciudad resultan algo insólito y casi imposible de creer. Siempre es bueno agradecer a las corporaciones de seguridad, porque aún entre tanta podredumbre en las distintas corporaciones y “polaca” mexicana, ellos se la rifan todos los días, arriesgan su vida y la seguridad de sus familias por proteger a los ciudadanos y aunque algunos dirán que es su trabajo, no hay trabajo más noble que quien antepone su seguridad por la de los demás.

Se acercan los comicios y todos traen la varita mágica para resolver el creciente problema de inseguridad. Intentará dirigir al estado un exsecretario de Seguridad que en dos años no presentó una estrategia sólida para combatir el problema que ahora sí intentará resolver al menos en Sonora. También este otro pintoresco personaje alguien que solo levantó la manita en San Lázaro para aprobar y apoyar todas las reformas peñistas, entre ellas una que culminó en el infame gasolinazo.

Por un lado, un hombre con un gris desempeño como secretario de Seguridad, por otro alguien que planea hacer algo más que solo levantar la mano en San Lázaro para votar reformas.

La solución radica en morar la educación cívica y aumentar la participación ciudadana, incentivarla, con ello, más tarde que temprano, pero de igual forma sucederá, México se estará encaminando a una profesionalización real en la función pública, donde perdure la ética y vocación de servicio.

Será el ciudadano quien tome el destino en sus manos y eduque a las generaciones presentes y venideras en civismo, para eliminar así la incompetencia en la función pública, solamente así México será una república de solucionadores y no de creadores de problemas que solo buscan enriquecerse a costa del erario.