/ sábado 17 de octubre de 2020

¿Fin de la voracidad inmobiliaria?

“El concepto general de la reforma es darle libertad al trabajador para elegir en qué quiere usar su subcuenta de vivienda, cómo la quiere usar y cuál es el destino de vivienda que le quiere dar a su dinero, porque es su dinero”: Carlos Martín Velázquez, director del instituto.

Luego de varios sexenios, la reforma más esperada parece estar a la puerta de la esquina. Durante décadas las constructoras e inmobiliarias han sabido sangrar al trabajador, enriqueciéndose a costa de ellos, vendiéndoles microcasas hechas con materiales de dudosa calidad.

Hacer casas de interés social para el trabajador continúa hasta la fecha siendo un negocio en demasía rentable para el voraz mercado inmobiliario mexicano.

¿Por qué el trabajador mexicano está condenado a pagar el resto de su vida una vivienda de dudosa calidad ubicada en lugares de alto riesgo? ¿Por qué el trabajador mexicano no puede ver un peso de ese dinero? ¿No sería mejor que en vez de comprar huevitos de 30 metros cuadrados por medio millón o más de pesos se le diera el dinero para que comprara su terreno y construyera su casa? Por supuesto que sí.

Durante años se han hecho cuestiones de ese tipo y al parecer pronto todo está a punto de cambiar, por fin los trabajadores podrían tener la libertad de disponer su dinero, algo que pagará toda su vida pero nunca ha visto, algo con lo que el mercado inmobiliario se ha enriquecido durante años.

En San Luis Río Colorado cada vez suben más los precios de las “casas” pequeñas, una de dos a tres habitaciones va de medio millón de pesos a tres cuartos de millón de pesos.

¿Una superficie de 45 metros cuadrados de construcción, con un micropatio trasero y un micropatio al frente, puede costar más de medio millón de pesos? Curiosamente, en la vecina ciudad de Mexicali, hasta hace 2 años, las casas de tres habitaciones andaban cerca de 350 mil pesos, cuando en San Luis Río Colorado una de dos habitaciones andaba en medio millón de pesos, precios sumamente diferentes.

¿Se gastará la gente su dinero en lo que quiera y no una vivienda? Por supuesto que no, se pretende poner candados para que la ciudadanía gaste en un terreno e incluso pueda construir su casa.

El desafío será después, que los terrenos que se pretendan comprar tengan un certificado de avalúo para que no vendan terrenos a precios inflados a raíz de dicha reforma, de igual manera hacer lo posible para que quienes venden materiales de construcción no abusen y suban considerablemente los precios de estos, intentarán hacerse ricos seguramente, ojalá eso no suceda o pueda evitarse.

Una reforma justa era necesaria respecto al Infonavit, toda una generación podría verse beneficiada por ello, así que lector, si no has usado tu crédito Infonavit aún, espera, no desesperes, no caigas en las garras de inmobiliarias tramposas, chance pronto tengas el dinero que ellas se llevarían en tus manos y al fin decidas cómo gastarlo.


“El concepto general de la reforma es darle libertad al trabajador para elegir en qué quiere usar su subcuenta de vivienda, cómo la quiere usar y cuál es el destino de vivienda que le quiere dar a su dinero, porque es su dinero”: Carlos Martín Velázquez, director del instituto.

Luego de varios sexenios, la reforma más esperada parece estar a la puerta de la esquina. Durante décadas las constructoras e inmobiliarias han sabido sangrar al trabajador, enriqueciéndose a costa de ellos, vendiéndoles microcasas hechas con materiales de dudosa calidad.

Hacer casas de interés social para el trabajador continúa hasta la fecha siendo un negocio en demasía rentable para el voraz mercado inmobiliario mexicano.

¿Por qué el trabajador mexicano está condenado a pagar el resto de su vida una vivienda de dudosa calidad ubicada en lugares de alto riesgo? ¿Por qué el trabajador mexicano no puede ver un peso de ese dinero? ¿No sería mejor que en vez de comprar huevitos de 30 metros cuadrados por medio millón o más de pesos se le diera el dinero para que comprara su terreno y construyera su casa? Por supuesto que sí.

Durante años se han hecho cuestiones de ese tipo y al parecer pronto todo está a punto de cambiar, por fin los trabajadores podrían tener la libertad de disponer su dinero, algo que pagará toda su vida pero nunca ha visto, algo con lo que el mercado inmobiliario se ha enriquecido durante años.

En San Luis Río Colorado cada vez suben más los precios de las “casas” pequeñas, una de dos a tres habitaciones va de medio millón de pesos a tres cuartos de millón de pesos.

¿Una superficie de 45 metros cuadrados de construcción, con un micropatio trasero y un micropatio al frente, puede costar más de medio millón de pesos? Curiosamente, en la vecina ciudad de Mexicali, hasta hace 2 años, las casas de tres habitaciones andaban cerca de 350 mil pesos, cuando en San Luis Río Colorado una de dos habitaciones andaba en medio millón de pesos, precios sumamente diferentes.

¿Se gastará la gente su dinero en lo que quiera y no una vivienda? Por supuesto que no, se pretende poner candados para que la ciudadanía gaste en un terreno e incluso pueda construir su casa.

El desafío será después, que los terrenos que se pretendan comprar tengan un certificado de avalúo para que no vendan terrenos a precios inflados a raíz de dicha reforma, de igual manera hacer lo posible para que quienes venden materiales de construcción no abusen y suban considerablemente los precios de estos, intentarán hacerse ricos seguramente, ojalá eso no suceda o pueda evitarse.

Una reforma justa era necesaria respecto al Infonavit, toda una generación podría verse beneficiada por ello, así que lector, si no has usado tu crédito Infonavit aún, espera, no desesperes, no caigas en las garras de inmobiliarias tramposas, chance pronto tengas el dinero que ellas se llevarían en tus manos y al fin decidas cómo gastarlo.