/ sábado 9 de mayo de 2020

Los otros beneficios de la pandemia

Todos los días es un bombardeo constante en medios de comunicación convencionales sobre la pandemia del Covid-19. Redes sociales están inmersas, atiborradas de noticias, datos, algunos reales, otros falsos sobre dicha enfermedad. Los días que se ha estado en confinamiento, las personas y medios de comunicación parecen haber olvidado que existe otro México, ése que sigue dando noticia pero por alguna razón no se le da importancia.

En efecto, el sector salud, como muchos otros sectores, está hecho trizas, saqueado, limitado, abandonado a su suerte y eso es de hace años. Lo mismo sucede con la minería, pesca, ganadería, agricultura, ciencia y un sinfín de áreas en las que se prefirió invertir en tonterías, desviar los recursos, entre otras cosas.

Ser oportunista en tiempos de cuarentena parece haberse convertido en deporte nacional, pues la mayoría desea sacarle provecho, desde servidores públicos como el actual gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien ha utilizado la pandemia para endeudar a los jaliscienses con una pequeña cantidad de aproximadamente 22 mil millones de pesos, deuda que será pagada en los próximos 20 años.

Qué tal los gobernadores separatistas del bloque Norte, que piden y exigen más recurso del presupuesto porque aportan más o de paso la afirmación del excónsul de Estados Unidos en México acerca del conocimiento total que tenía el expresidente Felipe “El Cubas” Calderón Hinojosa sobre los presuntos nexos con el narcotráfico del exsuperpolicía García Luna.

En palabras del actual presidente, “la pandemia le cayó como anillo al dedo” a muchos que la han utilizado para sacar provecho de la situación, desde empresarios que suben los precios en productos de consumo básico, hasta grandes empresarios que teniendo capital y debiendo miles de millones de pesos en impuestos al fisco nacional tienen la desfachatez de solicitar apoyo o rescate de las arcas públicas.

Cómo olvidar a funcionarios que utilizan la pandemia para hacer precampaña con un año de anticipación, regalando gel antibacterial con el color de su partido, convirtiendo un momento de crisis en oportunidad para tal vez aspirar a otro cargo.

Qué decir de empresas grandes que convierten la “ayuda humanitaria” en publicidad y propaganda efectiva y directa, lucrando con la necesidad y desgracia de los demás.

En el otro México continúa la ola de violencia, desgraciadamente, Michoacán sigue inmerso en grupos armados que van desde autodefensas, sicarios y grupos paramilitares. Continúa la barbarie sin ley que impera en el Estado de México, donde el grupo Atlacomulco (los Del Mazo, Moreira, Peña, Hank y compañía) imperan.

La pandemia cubre muchas cosas, pero desnuda las carencias de muchos sectores nacionales, lo endeble y susceptible que es la economía global. Desnuda la ineptitud y lo carroñero de algunos medios de comunicación y periodistas mercenarios.

Pero, lo más triste, es que desnuda a un pueblo sin educación, sin disciplina e incapaz, de hacer caso a las recomendaciones sanitarias, un pueblo que pone por encima de la salud de todos la fiesta, el vicio y el interés personal, un pueblo sin empatía.

Todos los días es un bombardeo constante en medios de comunicación convencionales sobre la pandemia del Covid-19. Redes sociales están inmersas, atiborradas de noticias, datos, algunos reales, otros falsos sobre dicha enfermedad. Los días que se ha estado en confinamiento, las personas y medios de comunicación parecen haber olvidado que existe otro México, ése que sigue dando noticia pero por alguna razón no se le da importancia.

En efecto, el sector salud, como muchos otros sectores, está hecho trizas, saqueado, limitado, abandonado a su suerte y eso es de hace años. Lo mismo sucede con la minería, pesca, ganadería, agricultura, ciencia y un sinfín de áreas en las que se prefirió invertir en tonterías, desviar los recursos, entre otras cosas.

Ser oportunista en tiempos de cuarentena parece haberse convertido en deporte nacional, pues la mayoría desea sacarle provecho, desde servidores públicos como el actual gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien ha utilizado la pandemia para endeudar a los jaliscienses con una pequeña cantidad de aproximadamente 22 mil millones de pesos, deuda que será pagada en los próximos 20 años.

Qué tal los gobernadores separatistas del bloque Norte, que piden y exigen más recurso del presupuesto porque aportan más o de paso la afirmación del excónsul de Estados Unidos en México acerca del conocimiento total que tenía el expresidente Felipe “El Cubas” Calderón Hinojosa sobre los presuntos nexos con el narcotráfico del exsuperpolicía García Luna.

En palabras del actual presidente, “la pandemia le cayó como anillo al dedo” a muchos que la han utilizado para sacar provecho de la situación, desde empresarios que suben los precios en productos de consumo básico, hasta grandes empresarios que teniendo capital y debiendo miles de millones de pesos en impuestos al fisco nacional tienen la desfachatez de solicitar apoyo o rescate de las arcas públicas.

Cómo olvidar a funcionarios que utilizan la pandemia para hacer precampaña con un año de anticipación, regalando gel antibacterial con el color de su partido, convirtiendo un momento de crisis en oportunidad para tal vez aspirar a otro cargo.

Qué decir de empresas grandes que convierten la “ayuda humanitaria” en publicidad y propaganda efectiva y directa, lucrando con la necesidad y desgracia de los demás.

En el otro México continúa la ola de violencia, desgraciadamente, Michoacán sigue inmerso en grupos armados que van desde autodefensas, sicarios y grupos paramilitares. Continúa la barbarie sin ley que impera en el Estado de México, donde el grupo Atlacomulco (los Del Mazo, Moreira, Peña, Hank y compañía) imperan.

La pandemia cubre muchas cosas, pero desnuda las carencias de muchos sectores nacionales, lo endeble y susceptible que es la economía global. Desnuda la ineptitud y lo carroñero de algunos medios de comunicación y periodistas mercenarios.

Pero, lo más triste, es que desnuda a un pueblo sin educación, sin disciplina e incapaz, de hacer caso a las recomendaciones sanitarias, un pueblo que pone por encima de la salud de todos la fiesta, el vicio y el interés personal, un pueblo sin empatía.