/ domingo 12 de abril de 2020

Amat Cucapá | Ruinoso Puerto Otis en ejido Ocaña

En agosto 22 de 1924 la Colorado River Land Company consiguió una concesión ferrocarrilera del gobierno mexicano para tender 84 kilómetros de vía hacia el Sur de Mexicali.

Al empezar 1925, los trabajos avanzaron con toda regularidad, con evidente progreso; pero entre 1924 y 1928 la concesión fue modificada en varias ocasiones; entre los cambios más importantes fue el traslado de la terminal ferrocarrilera a la desembocadura del Río Colorado sobre la margen izquierda sonorense y dividiendo contratos en dos secciones.

La primera sección permitía el manejo del tramo de Estación Pascualitos a Estación Fuentes Brotantes (después llamado Médanos): Km. 69 + 400 metros, hoy ejido Mesa Rica. Una segunda fracción prolongaría el riel hasta 74 km, debiéndose terminar antes de 1934.

La nueva terminal ferroviaria sería ubicada con altura del paredón Oriental, orillas de la corriente Santa Clara, por donde fluían copiosos escurrideros del Colorado, para apoyarse con navegación marítima del Mar de Cortés, por lo que este punto de transferencia y cabotaje se llamaría Puerto Otis en memoria del fallecido presidente de la Colorado, Harrison Gray Otis.

Uno de los propósitos principales de la estación y del puerto era convertirlo en gran centro funcional de embarque de la Colorado para productos agrícola-ganaderos originados en valles de Mexicali-Imperial y San Luis, así como entrada de productos pesqueros del mar, regenteados por Adolfo Verdugo.

Este plan para desarrollar Puerto Otis, conjuntamente con un complejo carretero, marino y ferroviario originado en 1925, ensambló magníficamente con los intereses navieros de Harry Chandler y Moses H. Sherman, ya que desde 1920 tenían en servicio Los Ángeles Steamship Co. trabajando para que Puerto Otis surgiera como población importante; unas fotografías de sus nietos vestidos como mexicanos delatan de Chandler su amor hacia México, así como sus frecuentes visitas a los paredones sonorenses délticos, donde construyó una confortable casa inmediata a una fuente de agua, extractora con bomba de vapor, drenando con sofisticado sistema bajo piso de cemento.

Esto hoy lo atestiguan pocos vestigios existentes en la parcela 1-2 del ejido Samuel Ocaña, donde quedaría la estación ferroviaria, realizando cabotaje del puerto en el hoy lugar aún conocido como “El Muelle”. Hubo deseos de revivir el ajetreo dinámico de Puerto Isabel, pero sus intenciones llegaron a 6 kilómetros del sitio.

Todo este colosal proyecto ferroviario y marítimo para funcionar desde Mexicali a Puerto Otis lo debilitó la depresión económica de 1920-1930. Aún así, con tal que se hiciera realidad, continuaron las modificaciones a los contratos de la concesión, quedando a cancelación si el resto de la vía (48 kilómetros faltantes) no se terminaban.

Entonces una nueva compañía “metió el hombro”, el Ferrocarril Intercalifornia del Sur S.A. en septiembre de 1929, tomando posesión de la primera sección y luego en ánimo emergente se transfirió su responsabilidad al Ferrocarril Pacífico del Sur en febrero de 1930, pero al incumplir sus obligaciones, México canceló la concesión.


En agosto 22 de 1924 la Colorado River Land Company consiguió una concesión ferrocarrilera del gobierno mexicano para tender 84 kilómetros de vía hacia el Sur de Mexicali.

Al empezar 1925, los trabajos avanzaron con toda regularidad, con evidente progreso; pero entre 1924 y 1928 la concesión fue modificada en varias ocasiones; entre los cambios más importantes fue el traslado de la terminal ferrocarrilera a la desembocadura del Río Colorado sobre la margen izquierda sonorense y dividiendo contratos en dos secciones.

La primera sección permitía el manejo del tramo de Estación Pascualitos a Estación Fuentes Brotantes (después llamado Médanos): Km. 69 + 400 metros, hoy ejido Mesa Rica. Una segunda fracción prolongaría el riel hasta 74 km, debiéndose terminar antes de 1934.

La nueva terminal ferroviaria sería ubicada con altura del paredón Oriental, orillas de la corriente Santa Clara, por donde fluían copiosos escurrideros del Colorado, para apoyarse con navegación marítima del Mar de Cortés, por lo que este punto de transferencia y cabotaje se llamaría Puerto Otis en memoria del fallecido presidente de la Colorado, Harrison Gray Otis.

Uno de los propósitos principales de la estación y del puerto era convertirlo en gran centro funcional de embarque de la Colorado para productos agrícola-ganaderos originados en valles de Mexicali-Imperial y San Luis, así como entrada de productos pesqueros del mar, regenteados por Adolfo Verdugo.

Este plan para desarrollar Puerto Otis, conjuntamente con un complejo carretero, marino y ferroviario originado en 1925, ensambló magníficamente con los intereses navieros de Harry Chandler y Moses H. Sherman, ya que desde 1920 tenían en servicio Los Ángeles Steamship Co. trabajando para que Puerto Otis surgiera como población importante; unas fotografías de sus nietos vestidos como mexicanos delatan de Chandler su amor hacia México, así como sus frecuentes visitas a los paredones sonorenses délticos, donde construyó una confortable casa inmediata a una fuente de agua, extractora con bomba de vapor, drenando con sofisticado sistema bajo piso de cemento.

Esto hoy lo atestiguan pocos vestigios existentes en la parcela 1-2 del ejido Samuel Ocaña, donde quedaría la estación ferroviaria, realizando cabotaje del puerto en el hoy lugar aún conocido como “El Muelle”. Hubo deseos de revivir el ajetreo dinámico de Puerto Isabel, pero sus intenciones llegaron a 6 kilómetros del sitio.

Todo este colosal proyecto ferroviario y marítimo para funcionar desde Mexicali a Puerto Otis lo debilitó la depresión económica de 1920-1930. Aún así, con tal que se hiciera realidad, continuaron las modificaciones a los contratos de la concesión, quedando a cancelación si el resto de la vía (48 kilómetros faltantes) no se terminaban.

Entonces una nueva compañía “metió el hombro”, el Ferrocarril Intercalifornia del Sur S.A. en septiembre de 1929, tomando posesión de la primera sección y luego en ánimo emergente se transfirió su responsabilidad al Ferrocarril Pacífico del Sur en febrero de 1930, pero al incumplir sus obligaciones, México canceló la concesión.