/ martes 5 de octubre de 2021

COMUNIDAD Y FAMILIA

Vida, en vez de muerte


Los medios masivos de comunicación dieron a conocer hace unas semanas que miles de personas en México celebraron la decisión hecha pública por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la interrupción voluntaria del embarazo. A partir del 7 de septiembre de este año el aborto inducido ya no es punible en los 32 estados de la República Mexicana, tras un fallo judicial que declara inconstitucional el acto de castigar la interrupción voluntaria del embarazo.

El presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, aseguró que con este fallo "se inicia una nueva ruta de libertad, de claridad, de dignidad y de respeto a todas las personas gestantes, pero sobre todo a las mujeres”. Debo confesarles que yo, como activista provida, no tuve nada que celebrar al respecto, y así lo declaré en algunas entrevistas, como consejera y maestra me sentía muy triste y me preguntaba, ¿cuál ruta de libertad, si hemos abusado de la libertad, convirtiéndola en libertinaje?, ¿qué claridad, si no se les dice a las jóvenes de los efectos emocionales y las consecuencias físicas que conlleva el abortar?, ¿cuál dignidad y respeto, si lo primero que se está irrespetado es la vida misma? ¿Si no se habla del terrible dolor que causa en el no nacido el momento de desmembrar su cuerpo? y ¿quién ha pensado en los cientos de miles de individuos que han sido sentenciados a muerte, sin darles la más mínima oportunidad de sobrevivir? No señores, de esto nadie habla. ¡No puede ser que nos hemos degradado tanto como nación al dejar de valorar la vida en los más indefensos e inocentes! Lo mismo está pasando con los adultos, a lo largo y ancho del país se han encontrado restos de hombres y mujeres arrojados como si fueran desechables. Nos hemos convertido en una nación que está sembrando y cosechando muerte, ¡qué lamentable situación!

La mayoría de las mujeres que se practican un aborto, no saben en lo que se viene después, nadie les dice de los efectos emocionales y psicológicos que se derivan de esta práctica. Pero en lo personal, yo les puedo decir que me ha tocado atender y aconsejar a mujeres que han padecido por años por la culpa, el remordimiento, la vergüenza y el cargo de conciencia por haber desechado a un ser que se formaba en su vientre, que era carne de su carne.

El tema del aborto no es un tema político, ni religioso, más bien, es un tema que tiene que ver con principios y valores, tiene que ver con la moral de un pueblo y con el valor que este le otorga a la vida y a los inocentes. Por eso soy activista provida, porque creo que los adultos debemos ser más responsables al ejercer la sexualidad, al trazar nuestro plan de vida y al asumir las consecuencias de nuestros actos con valor y dignidad, y esto es lo que debemos enseñarle a las nuevas generaciones. Los activistas provida no somos personas malas, ni discriminatorias; ser provida es creer en la preservación de la especie humana y de la familia, es declarar que el aborto no es la respuesta, que siempre habrá una vía mejor como la integración familiar o la adopción. Ser provida es promover el perdón, la esperanza y el buen desarrollo de aquellos que no pidieron ser concebidos. Las personas provida estamos comprometidas en ayudar a las mujeres a salir adelante aun a pesar del embarazo y de cualquier situación adversa que pudieran enfrentar. ¡Que siempre gane la vida en nuestra ciudad! ¡Gracias por su compañía y hasta la próxima!


Mtra. Elsa Cruz Guevara


Vida, en vez de muerte


Los medios masivos de comunicación dieron a conocer hace unas semanas que miles de personas en México celebraron la decisión hecha pública por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la interrupción voluntaria del embarazo. A partir del 7 de septiembre de este año el aborto inducido ya no es punible en los 32 estados de la República Mexicana, tras un fallo judicial que declara inconstitucional el acto de castigar la interrupción voluntaria del embarazo.

El presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, aseguró que con este fallo "se inicia una nueva ruta de libertad, de claridad, de dignidad y de respeto a todas las personas gestantes, pero sobre todo a las mujeres”. Debo confesarles que yo, como activista provida, no tuve nada que celebrar al respecto, y así lo declaré en algunas entrevistas, como consejera y maestra me sentía muy triste y me preguntaba, ¿cuál ruta de libertad, si hemos abusado de la libertad, convirtiéndola en libertinaje?, ¿qué claridad, si no se les dice a las jóvenes de los efectos emocionales y las consecuencias físicas que conlleva el abortar?, ¿cuál dignidad y respeto, si lo primero que se está irrespetado es la vida misma? ¿Si no se habla del terrible dolor que causa en el no nacido el momento de desmembrar su cuerpo? y ¿quién ha pensado en los cientos de miles de individuos que han sido sentenciados a muerte, sin darles la más mínima oportunidad de sobrevivir? No señores, de esto nadie habla. ¡No puede ser que nos hemos degradado tanto como nación al dejar de valorar la vida en los más indefensos e inocentes! Lo mismo está pasando con los adultos, a lo largo y ancho del país se han encontrado restos de hombres y mujeres arrojados como si fueran desechables. Nos hemos convertido en una nación que está sembrando y cosechando muerte, ¡qué lamentable situación!

La mayoría de las mujeres que se practican un aborto, no saben en lo que se viene después, nadie les dice de los efectos emocionales y psicológicos que se derivan de esta práctica. Pero en lo personal, yo les puedo decir que me ha tocado atender y aconsejar a mujeres que han padecido por años por la culpa, el remordimiento, la vergüenza y el cargo de conciencia por haber desechado a un ser que se formaba en su vientre, que era carne de su carne.

El tema del aborto no es un tema político, ni religioso, más bien, es un tema que tiene que ver con principios y valores, tiene que ver con la moral de un pueblo y con el valor que este le otorga a la vida y a los inocentes. Por eso soy activista provida, porque creo que los adultos debemos ser más responsables al ejercer la sexualidad, al trazar nuestro plan de vida y al asumir las consecuencias de nuestros actos con valor y dignidad, y esto es lo que debemos enseñarle a las nuevas generaciones. Los activistas provida no somos personas malas, ni discriminatorias; ser provida es creer en la preservación de la especie humana y de la familia, es declarar que el aborto no es la respuesta, que siempre habrá una vía mejor como la integración familiar o la adopción. Ser provida es promover el perdón, la esperanza y el buen desarrollo de aquellos que no pidieron ser concebidos. Las personas provida estamos comprometidas en ayudar a las mujeres a salir adelante aun a pesar del embarazo y de cualquier situación adversa que pudieran enfrentar. ¡Que siempre gane la vida en nuestra ciudad! ¡Gracias por su compañía y hasta la próxima!


Mtra. Elsa Cruz Guevara