/ viernes 5 de febrero de 2021

Comunidad y Familia

Amores que matan




“¡De vuelta la mula al maíz!”, diría mi abuela. Esta expresión muy popular en nuestro México querido nos hace referencia al fastidio que tiene una persona ante la insistencia de alguien en decir o actuar de cierto modo.

Con toda sinceridad le comparto queridos lectores que me llené de coraje, de molestia, de tristeza e indignación hasta el llanto, cuando miraba la noticia del cobarde asesinato de Mariana Sánchez Dávalos, la joven estudiante de medicina en Chiapas, quien se convirtió en el más reciente rostro de violencia contra la mujer en México, al ser estrangulada hasta su muerte la semana pasada.

Lo verdaderamente indignante es que esta joven de 24 años hace unos meses había denunciado en la Fiscalía, haber sido víctima de abuso sexual, sin embargo no hubo investigación alguna que diera seguimiento a su caso. ¿Cómo es posible que habiendo un delito de por medio, más el inminente peligro que corría la vida de Mariana, todos los protocolos de atención a las víctimas de violencia, los protocolos de feminicidios, entre otros, no hayan servido para proteger la vida de esta joven profesionista? Entonces, ¿a qué estamos jugando en México? ¿Estamos simulando que nos importan las vidas de nuestras mujeres y que estamos listos para defenderlas? ¿O simple y sencillamente, las vamos a dejar a su suerte? No podemos dejar que la violencia siga apagando la vida de nuestras jovencitas, por ningún motivo, en ningún lugar de nuestro país.

Es triste ver la condición tan deplorable en que se encuentra el tejido social, ese tejido que le resta valor al ser humano cada vez más y más, ese tejido social en el que nuestros jóvenes están dispuestos a alcanzar algo o poseer a alguien a cualquier precio, aun al precio de la misma vida.

Existen estudios de la conducta humana que han detectado algunos factores que tienen relación estrecha con la violencia contra la mujer, entre ellos podemos mencionar problemas de conducta como la agresividad, problemas mentales, consumo de alcohol y drogas y uno de los factores más recurrentes que incluso los asesinos seriales en Estados Unidos lo han mencionado en repetidas entrevistas y es la exposición del hombre a la pornografía desde su temprana edad. Quizás usted diga que esto que acabo de escribir es de lo más ridículo que ha leído, pero déjeme darle una breve información del efecto que tiene la pornografía en la mente de las personas, en este tipo de contenidos, siempre se somete a la mujer, incluso se simulan asfixias, dolor y sufrimiento sin objeción; también se busca que la mujer represente el mismo valor que cualquier objeto, además, que la mujer esta solo para darle placer a su sometedor y se puede disponer de ella en cualquier momento; porque es el someter el que tiene poder sobre ella. Este mundo de la pornografía está muy ligado a la esclavitud y a la trata de personas o sea que está muy relacionado con delitos graves. Debemos tener cuidado con lo que vemos, porque lo que una persona mira, entonces eso lo desea y se convierte en el motivo de sus afectos y de sus acciones.

¡Por favor! No dejemos que nuestros hijos confundan la violencia sexual, el acoso y la obsesión con el amor, el amor no mata, el amor no destruye, tampoco se impone; por lo contrario, el amor busca el bien de la persona amada, es bueno y no es egoísta. Cuidemos a nuestros hijos e hijas, mire que ésta es una asignación que recibimos del cielo cuando nos convertimos en padres y madres de familia. Enseñemos a nuestros hijos a valorar primero su vida y luego valorar y honrar la vida de los demás. Debemos insistir en la denuncia, que nada se quede sin consecuencias, porque lo que no se sanciona, entonces no hay cambio, no hay corrección y va a seguir sucediendo.

Cuidemos comprometidamente la salud mental de nuestros pequeños, a veces ellos están expuestos a imágenes para las cuales no tienen el criterio suficiente para asimilarlo, ni para saber elegir lo que es bueno ni malo.

Somos nosotros, todos y cada uno de los que integramos nuestras comunidades, los que debemos solidarizarnos con cada mujer que es acosada en su lugar de trabajo, con aquella que recibe insultos y golpes, no podemos seguir siendo indiferentes, debemos exigir las autoridades que se apliquen en procurar la protección de la integridad de nuestras mujeres y de hacerle justicia a Mariana y a las miles, si; a las miles de mujeres cuya sangre aún clama por justicia.

Gracias por su amable compañía y ¡hasta la próxima!

elsitacruzita@gmail.com

Amores que matan




“¡De vuelta la mula al maíz!”, diría mi abuela. Esta expresión muy popular en nuestro México querido nos hace referencia al fastidio que tiene una persona ante la insistencia de alguien en decir o actuar de cierto modo.

Con toda sinceridad le comparto queridos lectores que me llené de coraje, de molestia, de tristeza e indignación hasta el llanto, cuando miraba la noticia del cobarde asesinato de Mariana Sánchez Dávalos, la joven estudiante de medicina en Chiapas, quien se convirtió en el más reciente rostro de violencia contra la mujer en México, al ser estrangulada hasta su muerte la semana pasada.

Lo verdaderamente indignante es que esta joven de 24 años hace unos meses había denunciado en la Fiscalía, haber sido víctima de abuso sexual, sin embargo no hubo investigación alguna que diera seguimiento a su caso. ¿Cómo es posible que habiendo un delito de por medio, más el inminente peligro que corría la vida de Mariana, todos los protocolos de atención a las víctimas de violencia, los protocolos de feminicidios, entre otros, no hayan servido para proteger la vida de esta joven profesionista? Entonces, ¿a qué estamos jugando en México? ¿Estamos simulando que nos importan las vidas de nuestras mujeres y que estamos listos para defenderlas? ¿O simple y sencillamente, las vamos a dejar a su suerte? No podemos dejar que la violencia siga apagando la vida de nuestras jovencitas, por ningún motivo, en ningún lugar de nuestro país.

Es triste ver la condición tan deplorable en que se encuentra el tejido social, ese tejido que le resta valor al ser humano cada vez más y más, ese tejido social en el que nuestros jóvenes están dispuestos a alcanzar algo o poseer a alguien a cualquier precio, aun al precio de la misma vida.

Existen estudios de la conducta humana que han detectado algunos factores que tienen relación estrecha con la violencia contra la mujer, entre ellos podemos mencionar problemas de conducta como la agresividad, problemas mentales, consumo de alcohol y drogas y uno de los factores más recurrentes que incluso los asesinos seriales en Estados Unidos lo han mencionado en repetidas entrevistas y es la exposición del hombre a la pornografía desde su temprana edad. Quizás usted diga que esto que acabo de escribir es de lo más ridículo que ha leído, pero déjeme darle una breve información del efecto que tiene la pornografía en la mente de las personas, en este tipo de contenidos, siempre se somete a la mujer, incluso se simulan asfixias, dolor y sufrimiento sin objeción; también se busca que la mujer represente el mismo valor que cualquier objeto, además, que la mujer esta solo para darle placer a su sometedor y se puede disponer de ella en cualquier momento; porque es el someter el que tiene poder sobre ella. Este mundo de la pornografía está muy ligado a la esclavitud y a la trata de personas o sea que está muy relacionado con delitos graves. Debemos tener cuidado con lo que vemos, porque lo que una persona mira, entonces eso lo desea y se convierte en el motivo de sus afectos y de sus acciones.

¡Por favor! No dejemos que nuestros hijos confundan la violencia sexual, el acoso y la obsesión con el amor, el amor no mata, el amor no destruye, tampoco se impone; por lo contrario, el amor busca el bien de la persona amada, es bueno y no es egoísta. Cuidemos a nuestros hijos e hijas, mire que ésta es una asignación que recibimos del cielo cuando nos convertimos en padres y madres de familia. Enseñemos a nuestros hijos a valorar primero su vida y luego valorar y honrar la vida de los demás. Debemos insistir en la denuncia, que nada se quede sin consecuencias, porque lo que no se sanciona, entonces no hay cambio, no hay corrección y va a seguir sucediendo.

Cuidemos comprometidamente la salud mental de nuestros pequeños, a veces ellos están expuestos a imágenes para las cuales no tienen el criterio suficiente para asimilarlo, ni para saber elegir lo que es bueno ni malo.

Somos nosotros, todos y cada uno de los que integramos nuestras comunidades, los que debemos solidarizarnos con cada mujer que es acosada en su lugar de trabajo, con aquella que recibe insultos y golpes, no podemos seguir siendo indiferentes, debemos exigir las autoridades que se apliquen en procurar la protección de la integridad de nuestras mujeres y de hacerle justicia a Mariana y a las miles, si; a las miles de mujeres cuya sangre aún clama por justicia.

Gracias por su amable compañía y ¡hasta la próxima!

elsitacruzita@gmail.com