/ viernes 7 de mayo de 2021

COMUNIDAD Y FAMILIA

Cuando nada es seguro



De acuerdo con la definición del diccionario, la incertidumbre es la falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud. La incertidumbre puede que sea uno de los peores sentimientos que existe. Especialmente si la incertidumbre involucra algo que nos importa muchísimo. Esta condición es la responsable de muchos trastornos en la salud física y emocional de las personas que están enfrentando la pérdida de un familiar, de un empleo, cuando hay peligro en las calles o cuando sus ilusiones y sueños están a punto de perderse, sin saber qué habrá en su futuro inmediato. Y no es para menos sentir un ambiente de incertidumbre en la actualidad, cuando vemos que actos violentos están a la orden del día, así como suceden tragedias que afectan a las familias por situaciones que debieron atenderse con prontitud y eficiencia; o cuando vemos que la situación económica de nuestro hogar no es estable y batallamos para satisfacer las necesidades más básicas de nuestros hijos; o cuando la familia es sacudida por la separación y divorcio de los padres. En todos estos casos, la incertidumbre llega por no saber qué va a pasar o cómo procesar el dolor y cómo enfrentar el futuro de la familia.

Me parece muy relevante que en uno de los evangelios, escrito por Mateo, nos advierte sobre el afán y la ansiedad, nos enseña que por nada estemos afanosos o sea que por nada nos preocupemos al grado de perder la paz y la esperanza, nos advierte que no nos preocupemos por lo que comeremos o vestiremos, porque pone como ejemplo a las aves y a las flores del campo que no se ocupan de nada, ni trabajan, ni se desgastan, pero Dios tiene cuidado de ellas y las alimenta y las viste con colores espectaculares.

Aquí la clave es saber ¿si nosotros podemos creer que nosotros y nuestra familia tenemos más valor para Dios que las aves y las flores del campo? ¡Oh síii, yo creo que valemos mucho mas! Solamente es cuestión de creerlo y confiarle nuestras necesidades.

La preocupación y la incertidumbre nos roban el poder que necesitamos para vivir el hoy, porque con frecuencia están relacionadas con el pasado o con el futuro, de los cuales, usted no puede hacer absolutamente nada para cambiarlo, porque el pasado ya se fue y el futuro aún no llega y es más, el futuro no nos pertenece.

Aun cuando tú sientas que estás perdiendo algo o a alguien de tu vida, te ayudará mucho el pensar que Dios nunca trata de quitar algo de ti. Quizás te encuentras en un proceso pasajero en el que Él siempre estará tratando de colocarte en una posición donde tú puedes ser más feliz y donde tu vida puede ser más fructífera, de manera que seas capaz de ayudar a la mayor cantidad de gente que sea posible. No importa lo que te ocurrió en tu pasado o lo que está sucediendo ahorita, las cosas pueden ser mejor en el futuro. Yo creo plenamente que la única manera de parar de preocuparnos y de sentirnos inseguros es que realmente aceptemos que no podemos resolver nuestros propios problemas y que busquemos la ayuda de Dios y de profesionales que nos ayuden a detectar las oportunidades que nos presentan las circunstancias para crecer y aprender. A muchas personas les cuesta tomar decisiones claras y dejan a la familia como suspendidas en el aire causándoles incertidumbre y tristeza, si usted está en esa situación, le recomiendo que reúna toda la información posible acerca de lo que está pasando, que hable franca y sinceramente con esa persona indecisa y con esa información pueda tomar las decisiones más urgentes para encaminar sus pasos hacia una recuperación de la salud emocional de toda su familia. Nosotros podemos hacer lo que sabemos hacer, pero entonces debemos entrar en el descanso de Dios y confiar en Él. Me despido con estas palabras cargadas de esperanza: “Cuando En Esta Vida Nada Es Seguro, Solo En Dios, Todo Es Posible.”

Gracias querido lectores por su amable compañía. ¡Hasta la próxima!

Mtra. Elsa Oralia Cruz Guevara

Cuando nada es seguro



De acuerdo con la definición del diccionario, la incertidumbre es la falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud. La incertidumbre puede que sea uno de los peores sentimientos que existe. Especialmente si la incertidumbre involucra algo que nos importa muchísimo. Esta condición es la responsable de muchos trastornos en la salud física y emocional de las personas que están enfrentando la pérdida de un familiar, de un empleo, cuando hay peligro en las calles o cuando sus ilusiones y sueños están a punto de perderse, sin saber qué habrá en su futuro inmediato. Y no es para menos sentir un ambiente de incertidumbre en la actualidad, cuando vemos que actos violentos están a la orden del día, así como suceden tragedias que afectan a las familias por situaciones que debieron atenderse con prontitud y eficiencia; o cuando vemos que la situación económica de nuestro hogar no es estable y batallamos para satisfacer las necesidades más básicas de nuestros hijos; o cuando la familia es sacudida por la separación y divorcio de los padres. En todos estos casos, la incertidumbre llega por no saber qué va a pasar o cómo procesar el dolor y cómo enfrentar el futuro de la familia.

Me parece muy relevante que en uno de los evangelios, escrito por Mateo, nos advierte sobre el afán y la ansiedad, nos enseña que por nada estemos afanosos o sea que por nada nos preocupemos al grado de perder la paz y la esperanza, nos advierte que no nos preocupemos por lo que comeremos o vestiremos, porque pone como ejemplo a las aves y a las flores del campo que no se ocupan de nada, ni trabajan, ni se desgastan, pero Dios tiene cuidado de ellas y las alimenta y las viste con colores espectaculares.

Aquí la clave es saber ¿si nosotros podemos creer que nosotros y nuestra familia tenemos más valor para Dios que las aves y las flores del campo? ¡Oh síii, yo creo que valemos mucho mas! Solamente es cuestión de creerlo y confiarle nuestras necesidades.

La preocupación y la incertidumbre nos roban el poder que necesitamos para vivir el hoy, porque con frecuencia están relacionadas con el pasado o con el futuro, de los cuales, usted no puede hacer absolutamente nada para cambiarlo, porque el pasado ya se fue y el futuro aún no llega y es más, el futuro no nos pertenece.

Aun cuando tú sientas que estás perdiendo algo o a alguien de tu vida, te ayudará mucho el pensar que Dios nunca trata de quitar algo de ti. Quizás te encuentras en un proceso pasajero en el que Él siempre estará tratando de colocarte en una posición donde tú puedes ser más feliz y donde tu vida puede ser más fructífera, de manera que seas capaz de ayudar a la mayor cantidad de gente que sea posible. No importa lo que te ocurrió en tu pasado o lo que está sucediendo ahorita, las cosas pueden ser mejor en el futuro. Yo creo plenamente que la única manera de parar de preocuparnos y de sentirnos inseguros es que realmente aceptemos que no podemos resolver nuestros propios problemas y que busquemos la ayuda de Dios y de profesionales que nos ayuden a detectar las oportunidades que nos presentan las circunstancias para crecer y aprender. A muchas personas les cuesta tomar decisiones claras y dejan a la familia como suspendidas en el aire causándoles incertidumbre y tristeza, si usted está en esa situación, le recomiendo que reúna toda la información posible acerca de lo que está pasando, que hable franca y sinceramente con esa persona indecisa y con esa información pueda tomar las decisiones más urgentes para encaminar sus pasos hacia una recuperación de la salud emocional de toda su familia. Nosotros podemos hacer lo que sabemos hacer, pero entonces debemos entrar en el descanso de Dios y confiar en Él. Me despido con estas palabras cargadas de esperanza: “Cuando En Esta Vida Nada Es Seguro, Solo En Dios, Todo Es Posible.”

Gracias querido lectores por su amable compañía. ¡Hasta la próxima!

Mtra. Elsa Oralia Cruz Guevara