/ domingo 3 de octubre de 2021

FE Y RAZÓN

Defender la dignidad de la persona es comenzar por defender su vida


Lloren y laméntense porque les han venido encima desgracias. Los gusanos se han metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos, su oro y su plata se han oxidado, el salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; la queja de los segadores ya había llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. Han conocido solo lujo y placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados. Condenaron y mataron al inocente, pues ¿Cómo podía defenderse? (Carta de Santiago 5,1-6)

El tema de los derechos y la dignidad humana en nuestro país México es muy complejo, son muchos los puntos a tratar en la línea de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, pues problemas como: El infanticidio, la paidofilia, trata de personas, fenómeno de la migración, el frustrante sistema penal y el deplorable sistema penitenciario, el sector Salud, sector minero, sector maquilador, los derechos y reconocimiento de los pueblos indígenas, los miles de desaparecidos, feminicidio y los derechos y dignidad de la mujer.

Hoy en diferentes entidades de la República Mexicana el pueblo cristiano sale a las calles a marchar por la mujer y por la vida, para manifestar el desacuerdo que el aborto no es la solución a los problemas que verdaderamente aquejan a la mujer en México, pues para defender el aborto siempre se invocan situaciones desesperadas, pero ¿qué es lo que se hace para defender esas situaciones?

Se debe hacer verdaderamente una reflexión para que nuestras leyes no se vuelvan cómplices de abusos que van a quedar solapados y escondidos, sumando los daños colaterales que emocionalmente afectan o viven como trastorno las mujeres después de la práctica del aborto. Solo por aclarar conceptos; la vida en el vientre es un ser y no un producto, el aborto no es una interrupción, pues solo se interrumpe lo que después se puede reanudar, el aborto es un crimen que acaba con la vida de un ser que desde la concepción lleva toda la información genética de sus progenitores y será una persona en potencia.

Por eso debemos construir una civilización desde el amor. Pues la finalidad inmediata de la doctrina de la iglesia es la de proponer los principios y valores que puedan afianzar una sociedad digna del hombre, principios iluminados por el primado de la caridad que es símbolo distintivo de los discípulos de Cristo, pues el mismo Jesucristo nos enseña que la ley de la perfección humana y de la transformación del mundo está en el mandamiento nuevo del amor ya que el comportamiento de la persona es plenamente humano cuando nace del amor. El amor debe estar presente y penetrar todas las relaciones y estructuras sociales, de manera especial en aquellos que tienen el deber de proveerlo y establecerlo a través de las leyes positivas humanas.

Si pretendemos defender la libertad, la dignidad y los derechos. Pues comencemos por la vida.


Defender la dignidad de la persona es comenzar por defender su vida


Lloren y laméntense porque les han venido encima desgracias. Los gusanos se han metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos, su oro y su plata se han oxidado, el salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; la queja de los segadores ya había llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. Han conocido solo lujo y placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados. Condenaron y mataron al inocente, pues ¿Cómo podía defenderse? (Carta de Santiago 5,1-6)

El tema de los derechos y la dignidad humana en nuestro país México es muy complejo, son muchos los puntos a tratar en la línea de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, pues problemas como: El infanticidio, la paidofilia, trata de personas, fenómeno de la migración, el frustrante sistema penal y el deplorable sistema penitenciario, el sector Salud, sector minero, sector maquilador, los derechos y reconocimiento de los pueblos indígenas, los miles de desaparecidos, feminicidio y los derechos y dignidad de la mujer.

Hoy en diferentes entidades de la República Mexicana el pueblo cristiano sale a las calles a marchar por la mujer y por la vida, para manifestar el desacuerdo que el aborto no es la solución a los problemas que verdaderamente aquejan a la mujer en México, pues para defender el aborto siempre se invocan situaciones desesperadas, pero ¿qué es lo que se hace para defender esas situaciones?

Se debe hacer verdaderamente una reflexión para que nuestras leyes no se vuelvan cómplices de abusos que van a quedar solapados y escondidos, sumando los daños colaterales que emocionalmente afectan o viven como trastorno las mujeres después de la práctica del aborto. Solo por aclarar conceptos; la vida en el vientre es un ser y no un producto, el aborto no es una interrupción, pues solo se interrumpe lo que después se puede reanudar, el aborto es un crimen que acaba con la vida de un ser que desde la concepción lleva toda la información genética de sus progenitores y será una persona en potencia.

Por eso debemos construir una civilización desde el amor. Pues la finalidad inmediata de la doctrina de la iglesia es la de proponer los principios y valores que puedan afianzar una sociedad digna del hombre, principios iluminados por el primado de la caridad que es símbolo distintivo de los discípulos de Cristo, pues el mismo Jesucristo nos enseña que la ley de la perfección humana y de la transformación del mundo está en el mandamiento nuevo del amor ya que el comportamiento de la persona es plenamente humano cuando nace del amor. El amor debe estar presente y penetrar todas las relaciones y estructuras sociales, de manera especial en aquellos que tienen el deber de proveerlo y establecerlo a través de las leyes positivas humanas.

Si pretendemos defender la libertad, la dignidad y los derechos. Pues comencemos por la vida.